(Asia News) Un ataque al gobierno, el cual podría «parecerse a los anteriores», que llevaron al país al colapso», unido al llamamiento a las Naciones Unidas, para «imponer» una investigación internacional, «imparcial e independiente» sobre la doble explosión del 4 de agosto. Es lo que ayer pidió, durante una homilía dominical, el patriarca maronita, cardenal Beshara Raï, quien vuelve a dar su parecer sobre la crisis política que atraviesa el Líbano y sobre el dramático incidente en el puerto. Una tragedia que ha alimentado las divisiones, y cuyo saldo fue de más de 190 muertos, 6500 heridos y 300.000 desplazados.
A diferencia del purpurado, la cúpula política e institucional del país de los cedros - y en primer lugar, el presidente de la República, Michel Aoun - se opone a la investigación internacional, pues pondría en riesgo el equilibrio de la nación. En tanto, continúa el cruce de acusaciones y responsabilidades sobre el incidente, que no hace más que obstaculizar la investigación, ya de por sí complicada.
La magistratura libanesa inició dos investigaciones internas: una, sobre la catástrofe del 4 de agosto; la segunda, sobre el incidente más reciente, el del 10 de septiembre, que volvió a abrir las heridas sangrantes. Sin embargo, los activistas y los simples ciudadanos - y la comunidad internacional - critican enérgicamente las investigaciones porque la mayor parte habría sido ineficaz, sin autoridad algunas e incapaz de descubrir las verdaderas causas de la tragedia que azotó a toda una nación.
«Tergiversar las investigaciones locales, las informaciones contradictorias, las preguntas que se plantean y el segundo incendio, además de la negligencia de los responsables, nos empujan a solicitar una investigación internacional, imparcial e independiente», subrayó el card. Raï. Agregó que «la soberanía no se contradice con la justicia». «No aceptaremos más un gobierno que se parezca a los anteriores - prosiguió -, que llevaron al país al colapso. Un gobierno en el cual la cartera es prerrogativa de un campo o de una comunidad, en nombre del Pacto Nacional». El purpurado se refería al deseo de mantener el Ministerio de Finanzas, expresado por el movimiento Amal, chiíta, el aliado más estrecho de Hezbolá
El presidente del Parlamento libanés, el chiíta Nabih Berry, anunció que Amal no tiene intenciones de formar parte del próximo Ejecutivo, a causa de la controversia a raíz de la asignación del ministerio que controla las arcas del Estado. Es éste el principal nudo que impide el surgimiento del próximo gobierno, y que fue tema de la conversación telefónica de ayer, entre Berry y el presidente Emmanuel Macron. El mandatario francés fue el primer líder mundial en visitar el Líbano, luego del incidente en el puerto. El problema - declaró el líder chiíta en una nota - no es con los franceses. Se trata de una cuestión interna».
Según el diputado Kassem Hachem, el presidente de la Cámara ayer reivindicó la futura asignación de Amal a la cartera de Finanzas, un rol que en el pasado reciente fuera asignado a un exponente chiíta. Pareciera inviable pensar en un Ejecutivo sin el tándem chiíta y la presencia de Berry. Si el primer ministro en funciones, Moustapha Adib, quiere torcer el rumbo habitual de las cosas y decide proponer un gobierno sin el visto bueno de Amal y Hezbolá - entonces es prácticamente seguro el retiro en bloque de los diputados chiíes», escribe el periodista filo-chiíta Salem Zahran,