(Cope) En una entrevista al periódico italiano, Il Corriere della Sera, ha asegurado que el incendio se veía venir, y que la única salida posible «es la misma que se podía haber hecho hace años: cerrar» unas instalaciones a las que, citando al Papa Francisco, se ha referido como «campo de concentración».
Lo ocurrido es fruto, ha añadido, de «una política que mata. Una política inhumana, contraria a todos los valores europeos», que además de ignorar los derechos de quienes ya están en su territorio, «les quita la esperanza».
Vaciar el campo de concentración europeo
Entrevistado por el periódico italiano el Cardenal Krajewski ha sido tajante: «Se sabía desde el principio que iba a pasar, es normal. Lo que estamos escuchando desde el campo de Lesbos es un grito, un grito humano. Desde la visita del Papa Francisco, en abril de 2016, hemos estado pidiendo vaciar ese campo de concentración, como acertadamente lo definió el Santo Padre: un campo de concentración europeo, de nuevo».
El cardenal polaco Konrad Krajewski, limosnero del Papa a quien Francisco envió dos veces a la isla griega, está muy preocupado por el futuro de los refugiados. El pasado mes de diciembre regresó a Italia con 33 personas, 14 menores, salvados gracias a los «corredores humanitarios» y acogidos en Italia por la comunidad de Sant’Egidio y la Limosnería Apostólica. Lo explicó incluso entonces en el mes de diciembre: «Todas las personas han sido controladas, han recibido documentos italianos en lugar de griegos y viven en varias familias, en diferentes barrios. También hay un aspecto de integración: aprenderán italiano, irán a la escuela, serán asistidos por nosotros. Es difícil encontrar un modelo mejor».
Falta de voluntad política
Preguntado por el futuro del campamento de Moria en Lesbos, el Cardenal lo tiene claro: «Lo que ya se podía hacer desde hace años: vaciarlo, no hay otra forma. Nosotros nos hemos llevado a los que nos los han permitido, unas pocas decenas de personas, pero ahí estamos hablando de miles. Sin embargo, hay países europeos que estarían dispuestos a recibirlos, las parroquias están preparadas, mucha gente está preparada».
Para el Cardenal Krajewski lo que falta es simplemente «una firma. Voluntad política. Desafortunadamente, la política mata a la gente. Una política inhumana, contraria a todos los valores europeos. Ahora ha habido incendios, un grito desesperado. Afortunadamente, no hubo noticias de violencia, pero ¿la próxima vez? ¿Cuánta gente tiene que morir para que finalmente algo se mueva?».
Visita al campamento
Sobre su visita al campamento de Moria dijo que «la primera vez fue con la Comunidad de Sant’Egidio y había siete mil personas, unos meses después encontramos quince mil. Personas que no tienen ni agua ni electricidad, que no tienen nada, nada, y tienen que esperar uno o dos años antes de poder obtener su primera entrevista. Hay límites de resistencia. En diciembre nos encontramos a ochocientos niños: ¿qué les ha pasado durante estos meses? Como repitió el Papa, incluso hace unos días: Dios nos juzgará por esto, responderemos ante el Señor de lo que hemos hecho o no hemos hecho».
El Papa Francisco dijo estas palabras en su primer viaje a Lampedusa, en 2013 y el Cardenal Krajewski recuerda que incluso entonces «hubo incendios. Este es el problema del hombre: vivir sin esperanza. Francisco lo repite siempre: ¡no os dejéis robar la esperanza! Estas personas ya están entrando en Europa. Pero Europa, junto con sus derechos, pisotea la esperanza».