(María Lourdes Quinn/InfoCatólica) El Padre Peter Cebulka, C.O., recibióuna educación católica y estudió en una universidad metodista antes de vivir 5 años como franciscano, atraído por la vida comunitaria y la figura de S. Francisco. Su vocación sacerdotal “fue una sorpresa” vinculada a la formación del Oratorio de New Brunswick, NJ (EE.UU.), que ayudó a fundar en 1998 y del cual es Prepósito (Superior). Este año el Oratorio concluyó su celebración del X Aniversario de fundación canónica, aunque la idea comenzó en 1988 y se inició la vida común con el permiso del Obispo en 1993. El P. Cebulka fue director de una escuela primaria católica durante tres años y es capellán de la Universidad Rutgers en los EE.UU., desde donde concede esta entrevista.
- ¿Cómo reaccionaron sus padres a su vocación?
Mi padre, un católico muy devoto, estuvo siempre encantado. Mi madre fue bautizada metodista y pasó de ser atea a ser agnóstica, o sea que creo que se sentía escéptica al principio. Pero, una vez que conoció a los frailes y vió cómo era la vida de los franciscanos, lo apoyó muchísimo y se alegró mucho. Después, mis padres estuvieron encantados con mi vocación sacerdotal.
- ¿Por qué fundó una Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en su Diócesis?
S. Felipe siempre decía que no era el fundador, que la Ssma. Madre y el Espíritu Santo lo eran. Creo que el Espíritu Santo ha estado muy involucrado. Un grupo de sacerdotes, laicos y seminaristas nos reunimos, rezando juntos, y el Oratorio comenzó con discusiones sobre la vivienda de los sacerdotes diocesanos y nuestras opciones para la vida comunitaria. De vez en cuando hablábamos del Oratorio y decíamos que no era lo que queríamos hacer, y S. Felipe surgiría de nuevo. Fui el último en apuntarme a la idea del oratorio, pero de los miembros originales, soy el único que queda.
- ¿Cómo se fundó el Oratorio?
Somos la única comunidad religiosa de la Iglesia que no tiene un Superior General, con todas nuestras 82 casas autónomas. Pero estamos confederados y una de las responsabilidades del Procurador General es formar nuevas comunidades. Según nuestras Constituciones, tenemos que tener al menos 4 miembros, 2 de ellos sacerdotes. Hace falta un período viviendo en comunidad con éxito, el permiso del Obispo y alguna forma de ganarse la vida. Una vez que se cumplen todos los requisitos, escribimos una carta al Santo Padre pidiéndole que estableciera un Oratorio y nos convertimos en una comunidad pontífica bajo el cuidado de la Santa Sede.
- ¿Están los Oratorios en contacto?
Cada 6 años todos los Oratorios se reúnen en un Congreso, donde hacemos la labor de la Confederación. Regionalmente, algunas zonas decidieron federalizarse, o sea que en Méjico hay una federación muy fuerte, como en el Norte de Italia. En los EE.UU., las casas son más independientes al ser el país tan muy grande. Sentimos cercanía con Brooklyn y Pittsburgh en particular. Nos ayudaron mucho durante nuestra formación.
- ¿Se acuerda de algún desafío que superaron al fundarse el Oratorio?
Un desafío fue lograr la estabilidad de la comunidad. Hubo un momento en que quedamos tres. Otro, encontrar un lugar para trabajar. Cometimos errores por el camino y aprendimos de ellos y nos dimos cuenta de por qué teníamos Constituciones para guiarnos. Fue difícil cuando algunos de los primeros miembros se fueron.
No es una vida fácil. San Felipe nunca estuvo a favor de penitencias extras. Y el Cardenal Newman llegaría a decir: “El ascetismo del Oratorio es la vida común”. Como somos una pequeña comunidad, no podemos escondernos. Y por la estabilidad de nuestra vida comunitaria y nuestra autonomía, si hay un problema, no se resuelve con traslados.
- ¿Cómo celebraron su Décimo Aniversario?
Fue simple y se inauguró y concluyó con dos celebraciones de la Fiesta de S. Felipe. El Obispo emérito Hughes celebró la Misa en esa fiesta en 2008 y el Obispo Bootkoski la celebró en 2009. Algo destacado fue la ordenación diaconal del Hno. Jeff, que coincidió este año. Publicamos una edición especial de nuestro boletín con una retrospectiva.
- ¿Cómo es la vida de un oratoriano?
Somos la más antigua Sociedad de vida apostólica. El Oratorio se construye sobre 4 columnas: oración, caridad, humildad y gozo. S. Felipe nos prohibió tomar votos pero esperaba que viviéramos los consejos evangélicos, o sea que tenemos que renovar a diario nuestra decisión de vivir esta vida. El único vínculo que tenemos, como decía S. Felipe, es el vínculo de la Caridad. En cierto sentido es una vocación precaria porque cualquiera es libre de dejar la comunidad en cualquier momento. Hay un dicho entre los oratorianos: “Sabes si tienes vocación de oratoriano si mueres oratoriano”.
El tiempo por la tarde de oración y cena es el corazón de nuestra comunidad. Nos reunimos cada semana para hablar sobre los asuntos de la comunidad y vamos juntos de retiro anualmente y en días festivos. Nos ayudamos en nuestros ministerios.
- ¿Qué nos puede decir sobre el Cardenal Newman, que será beatificado pronto?
Cuando Newman llevó el Oratorio a Inglaterra en el s.XIX, mostró lo bien que se podía adaptar a un lugar, a una cultura y una época diferentes. Muchas Congregaciones nuevas descubrieron a S. Felipe por su atracción a Newman, o sea que esa beatificación es algo muy grande para nosotros.
Cuando se convirtió tuvo que tomar una decisión porque había muchos jóvenes que le precedieron o que se convirtieron a la Iglesia Católica con él o lo harían poco después. Buscaba una vida comunitaria. Nicholas Wiseman le sugirió el Oratorio y cuando vió su estructura, se dió cuenta de que era lo que buscaba porque era muy parecido a lo que conoció en Oxford. Encontró la combinación y equilibro ideal entre la estabilidad de la vida comunitaria y la idea de que los miembros pudieran usar sus dones individuales en los ministerios a los que fueran llamados. Tenía una sincera devoción a S. Felipe.
- ¿Tiene una cita favorita de S. Felipe Neri? ¿Qué otros santos tiene el Oratorio?
Una de mis citas favoritas de S. Felipe es “ama ser desconocido”. Otro santo es S. Luigi Scrosoppi y probablemente el beato mejor conocido sería el Beato Joseph Vaz, un misionero muy venerado en el sudoeste asiático. Un venerable interesante es el Cardenal Baroni, el primer Superior después de S. Felipe y considerado el fundador de la historia eclesial.
Algo único de nosotros es que la comunidad seglar vino antes en nuestra historia y no la comunidad de sacerdotes y hermanos. S. Felipe los creó para servir las necesidades de la comunidad seglar. Antonio Gaudí, el arquitecto de la Catedral de la Sagrada Familia en Barcelona era un Oratoniano Seglar y se ha iniciado la causa para su beatificación.
- ¿Qué ha aprendido de su ministerio como capellán universitario?
Que no me puedo mantener despierto hasta tan tarde como solía hacer (riéndose). Me ha dado gran esperanza para el futuro de la Iglesia y de nuestra sociedad. He visto algunas grandes conversiones. Estos jóvenes se toman su fe en serio y eso tiene un impacto en mi propia vida de fe. Es una gran gracia poder ayudarles, especialmente por el Sacramento de la Reconciliación y verles tomarse tan en serio este Sacramento.
- ¿Qué recuerda de su tiempo trabajando en escuelas católicas?
Esa experiencia fue ciertamente uno de los momentos más grandes de mi vida. Mi último día dando clase fue muy doloroso para mí porque me había gustado mucho. Pero sabía que entrar en el seminario es lo que Dios me llamaba a hacer y me ha permitido continuar usando el don de la enseñanza.
- ¿Qué cree que se debe resolver primero en los colegios católicos de los EE.UU.?
Primero, los colegios católicos tienen que ser católicos. No es sólo cuestión de poner crucifijos en las paredes. Es comprender lo que es nuestra misión formando la siguiente generación de discípulos de Cristo y hace falta que haya una clara identidad católica, no sólo la actitud de un colegio privado con arte religioso, sino un verdadero deseo de formar a la gente hacia un sentido de ser católicos fieles.
Otro asunto es la cuestión práctica de la promoción. ¿Qué hacemos para que los colegios sean factibles? ¿Cómo los ponemos sobre cimientos económicos sólidos? ¿Cómo atraemos a la gente? ¿Cómo mantenemos los alumnos en un campo muy competitivo?
-¿Qué cambios ha visto en las escuelas católicas a lo largo de los años?
Uno es la gran pérdida de los religiosos, cuya presencia hace una gran diferencia en la identidad católica de la escuela. Creo que los cambios demográficos y la cuestión económica en nuestros tiempos afectan mucho la educación católica de hoy. Con la pérdida de los religiosos, la realidad es que hay que pagar a más laicos, y se desea pagarles un salario justo, pero los colegios no suelen poder pagarlo y se cierran.
Los colegios católicos son más imprescindibles que nunca en la sociedad de hoy porque son lugares donde todavía se enseñan valores, se intenta formar el carácter y se atienden las necesidades espirituales de los niños.
- Muchas gracias por su tiempo y por todo lo que hace por la Iglesia.