(CNA/InfoCatólica) Mons. Anthony Fisher, OP, se unió días atrás al arzobispo anglicano de Sydney Dr. Glenn Davies y al Primado de la Archidiócesis Ortodoxa Griega de Australia, el Arzobispo Makarios, a la hora de enviar una carta al gobierno australiano el 20 de agosto.
Los líderes cristianos expresaron su preocupación ante el hecho de que la vacuna que que sea administrada por el Estado «podría planetear serios problemas de conciencia para una parte de nuestra población», ya que «debe estar lo suficientemente alejada del aborto que ocasionó la derivación de la línea celular».
En una columna del lunes para The Catholic Weekly titulada «No creemos un dilema ético», el arzobispo Fisher pidió al gobierno australiano que financie la distribución de una vacuna ética para la pandemia
«Soy un firme defensor de las vacunas - y no sólo de la COVID-19 - siempre y cuando sean seguras y se obtengan éticamente», escribió el arzobispo. «Hay alternativas éticamente no contaminadas: vamos a buscarlas».
La semana pasada, el gobierno australiano firmó un acuerdo de 24,7 millones de dólares con la compañía farmacéutica AstraZeneca para distribuir una vacuna COVID-19 a la población una vez que sea desarrollada. La candidata, que está en fase de ensayos clínicos, está siendo desarrollada con la Universidad de Oxford.
El problema es que utiliza la línea celular HEK-293, que se «cultiva a partir de un feto humano abortado de forma electiva», tal y como explica Mons. Fisher.
Mons. Fisher señaló que si la vacuna se desarrolla completamente y se pone a disposición en Australia, «estará 'lo más cerca posible de ser obligatoria'» y la gente se enfrentará a una presión significativa para recibirla.
El ministro de salud del país, Greg Hunt, ha sugerido que las personas que se nieguen a recibir la vacuna podrían enfrentar la suspensión de la asistencia del gobierno o la inscripción de sus hijos en guarderías o jardines de infantes.
«Yo, por mi parte, no creo que sea poco ético usar esta vacuna si no hay una alternativa disponible», escribió el arzobispo, añadiendo que «hacerlo no sería cooperar en ningún aborto pasado o futuro». Sin embargo, instó al gobierno australiano a buscar una alternativa ética.
En respuesta, el Dr. Nick Coatsworth, del Ministerio de Salud, dijo que «la realidad de las vacunas es que necesitan cultivos celulares para que podamos cultivarlas», y aseguró que existen «fuertes regulaciones éticas» en el desarrollo de las vacunas, añadiendo que se puede confiar en que los investigadores de la Universidad de Oxford han cumplido con dicas normas éticas
Tras la repercusión de su artículo, Mons. Fisher tuvo que publicar el mismo lunes en Facebook que sus comentarios habían sido «tergiversados» por algunos medios de comunicación.
«No he pedido ni pediría a los católicos que boicoteen la vacuna si estuviera disponible», escribió.