(ACN/InfoCatólica) Para mostrar su solidaridad con el pueblo libanés, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), en colaboración con Cáritas Líbano, Obras Misionales Pontificias y CNEWA (Catholic Near East Welfare Association), está trabajando con socios locales para poder responder a las necesidades inmediatas y urgentes de alimentos para 5.880 familias de Gemmayze en Beirut, y Dbayeh. Algunos de estos socios que cooperan en la distribución de los paquetes de alimentos dan cuenta de la situación que están sufriendo.
«La explosión nos sacudió», afirma la hermana Rita Khoury de las Hijas de la Caridad, una de las congregaciones apoyadas por el proyecto. Dirigen un dispensario de protección materna e infantil desde 1959 en el suburbio de Karm el Zaitoun, perteneciente al distrito cristiano de Achrafieh de Beirut, una de las zonas más afectadas por la explosión. Las religiosas apoyan a gente que ya tenía muchas necesidades antes de la catástrofe y les brindaban servicios médicos básicos. Ahora esta misión se ha vuelta aún más necesaria.
Una religiosa muerta, centenares de casas destruidas
La hermana Rita y un grupo de voluntarios han estado desde la explosión caminando por las estrechas calles de Karm el Zeitoun tratando de evaluar las necesidades y ayudar a las personas. «Las casas de nuestro personal y todos los residentes de la zona han sido dañadas. Los 5 centros de la congregación, incluidas 2 escuelas ubicadas en Achrafieh, también sufrieron graves daños y, lamentablemente, hemos perdido a una hermana en la explosión«.
Distribución de ayuda a través de dispensarios médicos y obras sociales de la Iglesia
Ashrafieh es uno de los distritos más antiguos de Beirut con miles de viejas edificaciones, a solo dos kilómetros del lugar de la explosión del puerto de Beirut. Los edificios y las casas sufrieron daños, las ventanas y puertas se rompieron, los muebles y electrodomésticos quedaron destruidos. Al norte de Ashrafieh también hay dos áreas pobres que sufrieron daños, Bourj Hammoud y Nabaa, que están densamente pobladas por libaneses desfavorecidos, refugiados vulnerables y trabajadores migrantes marginados. Allí, CNEWA, socio del proyecto de ACN, apoya dos dispensarios médicos relacionados con la Iglesia: el Centro Socio-médico Karagheusian y el Dispensario Intercomunitario socio-médico que brinda asistencia médica y social a más de 7.000 personas necesitadas. El Centro Karagheusian, organización armenia, también se beneficiará de la ayuda de emergencia.
«Gracias a Dios que la explosión ocurrió a las seis de la tarde. Si hubiera sucedido 3 horas antes, ¡nuestros pacientes, el personal y yo ya estaríamos muertos! Ese día recibimos a 250 pacientes por la mañana con un equipo de 50 miembros del personal. No puedo imaginar cuál habría sido la situación entonces. El centro está muy dañado. Mi oficina está completamente destruida, hemos perdido 25 ventanas, 15 puertas, el falso techo, varios portátiles, una fotocopiadora, etc…» comenta Serop Ohanian, director del Centro Socio-médico Karagheusian.
Barrios afectados donde conviven familias pobres, refugiados y migrantes
«A lo largo de los 15 años de guerra civil, nunca habíamos presenciado tal destrucción de un golpe. Ninguna casa, ninguna tienda, ninguna institución se ha salvado de los daños», reconoce la hermana Marie Justine el Osta de la congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia Maronita, y directora del Dispensario Intercomunitario Socio-médico. El dispensario será uno de los distribuidores de los envases de alimentos. Está ubicado en el área de Nabaa, conocido por ser un distrito pobre del este de Beirut con comunidades mixtas, predominantemente cristianos desplazados del Monte Líbano y otras partes del país durante la guerra civil, además de un gran número de trabajadores extranjeros (sirios, egipcios, iraquíes, esrilanqueses, filipinos, etc.), que buscan refugio en pequeños alojamientos baratos.
«Incluso tres miembros de nuestro personal sufrieron lesiones mientras estaban en sus hogares. El dispensario está hecho añicos, casi todas las ventanas del dispensario están rotas, las puertas de madera e incluso las de acero están dañadas. Cientos de viviendas cercanas al centro han sufrido daños. Son los hogares de nuestros pacientes y personas pobres que vienen en busca de apoyo médico, comida y ropa», asegura la hermana Marie Justine.
Las personas del barrio no pueden reparar ni siquiera los cristales de las ventanas porque no tienen apenas dinero, y más con la actual crisis económica y financiera que atraviesa el país. «Gracias a Dios que hace buen tiempo ahora pero dentro de unos meses podría llover y entonces será una catástrofe. Estas personas necesitan apoyo urgente, ya que no pueden hacer las reparaciones por sí mismas y, sobre todo, se encuentran sin trabajo, dinero y comida», afirma la hermana Marie Justine.