(Agencias/Infocatólica) Palabras después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
sigo rezando por el Líbano, y por las otras situaciones dramáticas en el mundo que causan sufrimiento a la gente. Mi pensamiento va también a la querida Bielorrusia. Sigo con atención la situación post-electoral en este país y hago un llamamiento al diálogo, al rechazo de la violencia y al respeto de la justicia y del derecho. Encomiendo a todos los bielorrusos a la protección de la Virgen, reina de la paz.
Saludo con afecto a todos vosotros, romanos y peregrinos de diferentes países. En particular, saludo a los religiosos brasileños presentes aquí en Roma – con muchas banderas – estos religiosos siguen espiritualmente la Primera Semana Nacional de la vida consagrada, que se celebra en Brasil. Buena semana de la vida consagrada. ¡Adelante! ¡Dirijo un saludo también a los valientes jóvenes de la Inmaculada!
Estos días son días de fiesta: que puedan ser un tiempo para restaurar el cuerpo, pero también el espíritu mediante momentos dedicados a la oración, al silencio y al contacto relajante con la belleza de la naturaleza, don de Dios. Que esto no nos haga olvidar los problemas que hay por el Covid: muchas familias que no tienen trabajo, que lo han perdido y no tienen para comer. Nuestros descansos de verano estén también acompañados de la caridad y de la cercanía a estas familias.