(RevistaEcclesia/InfoCatólica) La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada ofreció una donación de 250.000 euros en paquetes de alimentos para las familias más afectadas la tragedia de la explosión causada por nitrato de amonio en Beirut.
Muchas de estas familias son cristianas.
Uno de los socios de la fundación, el presbítero carmelita Raymond Abdo, dijo «la explosión se sintió como una bomba atómica, dejando un humo rojo en todas partes y provocando un daño enorme». Otro sacerdote libanés, Samer Nassif, le dio su testimonio a la fundación de la devastación total de la zona, entre las edificaciones destruidas se encontraban al menos 10 iglesias.
Ambos sacerdotes están de acuerdo en que luego de la pandemia y la crisis económica, el país no estaba preparado para una catástrofe de esta magnitud. Se necesita internacional ayuda urgente.
La economía del Líbano, ya presentaba una crisis de depreciación de la moneda, hiperinflación y desempleo entre otros problemas graves. El colapso de los servicios y las protestas, venían remeciendo el país desde antes del coronavirus.
En el Medio Oriente, el Líbano, es el único país que cuenta con una gran representación cristiana y viene acogiendo a muchos refugiados sirios, iraquíes y palestinos desde hace varios años.
Las cifras oficiales registran como acogidos a casi dos millones de refugiados, que representan cerca de la tercera parte de su población.