(InfoCatólica) El contenido de la carta es el siguiente:
Querido Eduardo:
Lamento profundamente lo que ha ocurrido en San Rafael, a causa de un gravísimo error tuyo: el decreto sobre el modo de comulgar. Te he manifestado mi opinión las dos veces que me llamaste por teléfono. Las razones las he expuesto en mi artículo «La comunión en tiempo de pandemia», publicado en «InfoCatólica».
Rezo por vos, y por la diócesis. Y, de un modo muy especial, por los sacerdotes y seminaristas. Espero que esas vocaciones no se pierdan.-
+ Héctor Aguer
En dicho artículo, Mons. Aguer decía lo siguiente:
«En ese contexto, algunos pastores de la Iglesia han determinado que se debe recibir la Sagrada Comunión en la mano; esto donde los fieles soliciten el sacramento, y los sacerdotes estén dispuestos a cumplir con su elemental obligación pastoral. La cautela parecería razonable, aunque se ha difundido también otra opinión, según la cual habría tanto o más riesgo de contagio comulgando en la mano que en la boca. Por algo se invita hasta el cansancio a lavarnos las manos frecuentemente. Se me ocurre que, en realidad, quizá podría hacerse lo uno o lo otro con igual cuidado y sin peligro».
Y al final añadia:
«Me parece innecesario, y peligroso mirando al futuro, que se decrete a causa de la pandemia que se ha de comulgar en la mano -y, por consiguiente, de pie- ¿A quién se desea conformar con una medida semejante? ¿A la autoridad sanitaria, cuyos criterios se asumen? ¿No se corre el riesgo de que los fieles perciban ese mandato como una imposición excesiva? À quoi bon?, dice el francés».
Crisis en San Rafael
El obispo de San Rafael, Mons. Eduardo María Taussig, anunció el lunes pasado el cierre del seminario de la diócesis.
Aunque en un primer momento no se dieron las razones del cierre, el portavoz de la diócesis, P. Antonio Álvarez, aseguró el miércoles que la Congregación para el Clero había decidido cerrar el seminario por la indisciplina de gran parte de los sacerdotes diocesanos al negarse a obligar a los fieles a comulgar en la mano tal y como había ordenado el obispo por causa de la pandemia.