(Ahorainformacion/InfoCatólica) Dos semanas después de los comicios presidenciales polacos, que supusieron la reelección del conservador-nacionalista Andrzej Duda, se podría cumplir una de las reivindicaciones más esperadas de la mayoría social polaca.
La semana pasada, el ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, convocó una rueda de prensa en la que se anunció una serie de medidas cuya finalidad es la retirada de la Convención de Estambul, un proyecto de la eurocracia soviética que se puso en marcha con el pretexto de combatir la «violencia de género».
El ministro señaló que la legislación polaca ya contenía disposiciones que penalizaban adecuadamente los casos de violencia intrafamiliar, a la vez que advirtió de que este «acuerdo» contiene elementos de naturaleza ideológica que consideró «perjudiciales».
Tal y como indica el Instituto Ordo Iuris, un centro jurídico polaco de corte contrarrevolucionario y católico, por medio de una campaña a la que se adhirieron entidades de varios países europeos cuya finalidad es exigir a la Comisión Europea la derogación de este proyecto:
La Convención impone la ideología de género a los Estado miembros aboliendo la definición biológica del género, reemplazándola por la interpretación del mismo como un constructo socio-cultural, haciendo de manera efectiva que el uso de esa definición sea obligatoria en todos los niveles de la política estatal. Este documento también incluye referencias a la «identidad de género» que, en el lenguaje de los activistas radicales, significa la posibilidad de asignar, subjetivamente, el género, en base a los sentimientos de uno mismo.
Bajo la apariencia del combate de la violencia, la Convención también trata de imponer contenido ideológico a los menores. Llama a la introducción de cursos obligatorios sobre los llamados «roles de género no estereotipados» en el currículo de todos los niveles educativos. Esto significa que las escuelas serán forzadas a intentar convencer a los niños de que hay diferentes géneros, orientaciones sexuales y de que uno puede elegir su «identidad de género» -completamente, sin el permiso de sus padres. Por lo tanto, la Convención vulnera los derechos fundamentales de los padres a criar a sus hijos conforme a sus propias creencias.
Este anuncio es observado con esperanza en los sectores contrarios a la imposición de la ideología de género en Polonia.
No obstante, hay quienes temen que, ante las protestas de la minoría feminista que ya están teniendo lugar, el ejecutivo conservador pudiera dar marcha atrás en este asuntto como ya hiciera hace un par de años con la reforma legislativa pro-vida que eliminaba el «supuesto eugenésico».
Cabe destacar que el entramado globalista ha iniciado su enésima campaña de presión contra el gobierno polaco, como ocurriera ante la cuestión abortista o la restricción a la inmigración musulmana.