(CNA/InfoCatólica) En declaraciones a Domradio, la estación de radio de la arquidiócesis de Colonia, el cardenal Kasper dijo que los críticos no han visto el punto central del documento.
«Las críticas alemanas no tienen en cuenta la preocupación real de la instrucción: la conversión pastoral a la acción de base misionera. Pero precisamente esta preocupación básica del Papa Francisco es de gran actualidad en vista de las inquietantes cifras recientemente publicadas de abandonos de la Iglesia.»
Kasper se refiere a las estadísticas publicadas el mes pasado que mostraban que un número récord de católicos abandonaron la Iglesia en Alemania en 2019.
El purpurado aseguró que no es apropiado hablar de «neoclericalismo autoritario» para criticar el documento de la Congregación para el Clero.
Además argumentó que los críticos del texto habían pasado por alto la sección inicial y el resumen de la instrucción, que enfatiza la responsabilidad común de todo el pueblo de Dios en las parroquias.
Los jóvenes sabe ya en qué consiste ser sacerdote
El cardenal constata que las objeciones se centraban en la insistencia del documento en que, según el derecho canónico, sólo los sacerdotes pueden dirigir el cuidado pastoral de las parroquias. «La crítica se refiere sobre todo a las declaraciones sobre la posición del pastor dentro de esta estructura general», dijo. Y añadió una reflexión ciertamente interesante:
«Debo decir que estoy agradecido por estas puntualizaciones [del Vaticano], porque la constante discusión sobre el celibato, la ordenación femenina, los equipos de liderazgo, etc., etc., lleva -sea lo que sea que se responda a estas preguntas- al hecho de que ningún joven sabe ya en qué se involucra cuando decide seguir la vocación sacerdotal».
Kasper, que fue obispo de Rottenburg-Stuttgart de 1989 a 1999, advirtió:
«Si no conseguimos crear de nuevo un clima de aceptación, reconocimiento, significado y belleza de la vocación sacerdotal en las parroquias (con todos los problemas que existen también sobre las tareas de liderazgo secular), entonces podemos olvidarnos de todas las demás reformas».
Además indicó que el documento reconocía que las tareas que no eran innatas al sacerdocio podían ser delegadas:
«No hace falta decir en la cultura empresarial actual que tales empleados no son meros asistentes o receptores de órdenes. Eso se aplica particularmente en la Iglesia, donde la responsabilidad tiene un carácter personal - en términos bíblicos, testimonio personal - y no puede esconderse detrás de estructuras y equipos de liderazgo anónimos».
Es más, Kasper argumentó que la instrucción en realidad tiene por objeto evitar el «autoritarismo neoclásico» de arriba abajo, asegurándose de que los obispos no puedan simplemente volver a crear, abolir o fusionar parroquias sin rendir cuentas. Al contrario, el propósito de la instrucción es asegurar que los obispos estén obligados por criterios y procedimientos «constitucionales» y ejecutables.
Sin embargo, sí quiso señalar que hay dos aspectos del documento que no le gustan. Cree que habría sido mejor que el Vaticano hubiera consultado a los presidentes de las conferencias episcopales del mundo antes de publciar la instrucción. También argumentó que la segunda parte se habría beneficiado de un «lenguaje más positivo, alentador y apreciativo» sobre los laicos que ayudan a mantener unidas a las parroquias en situaciones difíciles.
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