(Asia News/InfoCatólica) «El Líbano-subrayó el purpurado- es un lugar de encuentro para religiones y facciones que viven en orden y conformidad con la Constitución, al Pacto nacional y al acuerdo de Taef. Lo que hay de nuevo hoy es que hay una especie de hegemonía por parte de Hezbolá sobre el gobierno y la política, debida a su involucración en las guerras árabes e internacionales y en eventos que el Líbano es el primero que no lo quiere».
Esto provocó una «grave crisis política», unida a aquella «económica, financiera y social» que termina por afectar a todos los ciudadanos. Hoy decimos, advierte el cardenal Raï, que para el bien de todos, sin excepción, «no hay salvación» para la nación si no a través de la declaración de un «sistema efectivo, positivo y comprometido en una óptica de neutralidad». Esto, de hecho, permitiría liberarse de cualquier componente étnico confesional y de conflictos políticos y militares.
Desde hace semanas el Líbano es teatro de violentas protestas antigubernamentales, exacerbadas por la hiper devaluación de la moneda y por la peor crisis económica desde hace decenios, agravada por la pandemia de Covid-19. Sobre el riesgo de la pobreza y el derrumbe del pacto político, social e institucional sobre el cual se funda el país de los cedros intervino varias veces también el patriarca maronita, atacando las facciones (entre las otras a Amal y Hezbolá, sin nombrarlas) que alimentan el «caos y la revuelta».
El purpurado subrayó que las dificultades están relacionadas «con el abandono» de los países árabes, en particular del Golfo, además de Europa y los EEUU. «Todos dicen- agrega el patriarca- que no pueden ayuda al Líbano porque ayudando al Líbano, ayudarían a Hezbolá que controla» la nación. «Digamos que no estamos contra Hezbolá, sino que queremos vivir juntos al mismo modo y construir nuestra sociedad libanesa».
Para alcanzar este mecanismo de «neutralidad», uno o dos miembros permanentes del Consejo de seguridad de las Naciones unidas pueden presentar una moción al secretario general para crear «un sistema de neutralidad positiva y eficaz». La cuestión, concluye el patriarca maronita, luego se definirá con los votos «contando con un rol efectivo de la Santa Sede».