(NCRegister/InfoCatólica) El día 7 de julio, la CFPB eliminó los requisitos para que los prestamistas se aseguren de que los prestatarios puedan devolver un préstamo antes de concederlo, y limitó el número de préstamos sucesivos que una persona puede pedir.
«La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha abogado desde hace tiempo por una ley fuerte de protección del consumidor financiero que prevenga los abusos en los préstamos sobre los sueldos para proteger a las personas pobres y vulnerables. Estoy profundamente decepcionado por la ley final que elimina incluso el requerimiento básico de que un préstamo debe hacerse sólo cuando las personas se lo pueden permitir, haciendo que los trabajadores y familias quiebren», dijo el 10 de julio el arzobispo Coakley de Oklahoma City, presidente del comité de justicia doméstica de la CEEU.
El obispo calificó los préstamos sobre los sueldos de «usura moderna», diciendo que los préstamos «están estructurados de forma que sea casi imposible para los prestatarios devolverlos en un corto espacio de tiempo, a menudo con un interés de tres dígitos. Esa práctica explota las dificultades financieras de las personas vulnerables y de las comunidades en aras del beneficio, contribuyendo a una economía de exclusión».
El arzobispo Coakley dijo que la crisis del coronavirus ha aumentado la importancia de «las protecciones económicas y de las justas prácticas crediticias».
«Debemos trabajar para asegurar que aquéllos que afrontan dificultades financieras encuentren políticas económicas que promuevan la dignidad de la persona humana y persigan el bien común. Animamos al Congreso de los Estados Unidos a tomar medidas para proteger a los consumidores y restrinja los créditos abusivos», concluyó.
Presión del sector financiero
La industria de los créditos sobre el sueldo presionó para que las normas fueran rescindidas; la CFPB ha descubierto que la industria recauda entre 7,3 y 7,7 miles de millones de dólares anualmente de las prácticas que habrían sido prohibidas.
Esta agencia dijo que «las bases legales y probatorias» para esas normas, que habían sido anunciadas en 2017, eran «insuficientes». Según dicha agencia, esa rescisión «ayudará a garantizar la disponibilidad continua de productos de pequeños préstamos para los consumidores que los demanden».
Kathy Kraninger, directora de la CFPB, dijo el día 7 de julio «nuestras acciones hoy aseguran que los consumidores tengan acceso a los créditos de un mercado competitivo, tengan la mejor información para tomar decisiones financieras adecuadas, y mantengan las protecciones importantes sin obstaculizar ese acceso».
Según el congresista Glenn Grothman, R-WI, 12 millones de americanos piden un préstamo sobre su sueldo al año, con una tasa de interés medio del 391%.
Grothman es copatrocinador de la ley de crédito justo para veteranos y consumidores de 2019, una propuesta de ley que limitaría la tasa de interés de los préstamos sobre los sueldos y los de los coches. Dicho proyecto extendería el tipo de interés de la Ley de Préstamos Militares de 2006, que sólo cubre a los militares en activo y a sus familias, a todos los consumidores. Esto limitaría todos los préstamos sobre el sueldo y de títulos de automóviles a un máximo de un 36% de tasa de interés anual.
Varios estados ya han establecido la tasa de interés en el 36% o incluso más bajo.
Enseñanza de la Iglesia
La Iglesia ha enseñado siempre, incluso en muchos concilios ecuménicos, que la usura es mala
Benedicto XIV en su encíclica de 1745, Vix pervenit, sobre la usura y otras ganancias deshonestas, enseñó que un contrato de préstamo demanda «que uno devuelva a otro tanto como ha recibido. El pecado está en el hecho de que a veces el prestamista desea más de lo que ha dado. Por lo tanto, sostiene que debe obtener alguna ganancia, más allá de lo que ha prestado, pero toda ganancia que exceda la cantidad que presta es ilícita y usurera.»
En su discurso en la Audiencia General del 10 de febrero de 2016, el Papa Francisco enseñó que «la Escritura exhorta persistentemente a una respuesta generosa a las solicitudes de préstamos, sin hacer cálculos mezquinos y sin demandar tasas de interés imposibles», citando el Levítico.
«Esta lección siempre es apropiada», dijo. «Cuántas familias están en la calle, víctimas de la especulación…. Es un pecado grave, la usura es un pecado que clama en la presencia de Dios».
Traducido por Ana María Rodríguez y Manuel Pérez Peña