(ACN/InfoCatólica) La abogada, en una conversación con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), proporciona una dramática actualización sobre la situación personal y judicial de la adolescente. «Huma ha llamado a sus padres, informándoles de que se ha quedado embarazada a causa de las violaciones que ha sufrido. A la petición de su padre de abandonar el hogar del secuestrador y regresar a su casa, la menor ha respondido que no se le permite salir y que su vida se ha vuelto aún más difícil porque permanece encerrada en un cuarto», ha informado la abogada Tabassum Yousaf.
El secuestrador, el musulmán Abdul Jabbar, tiene un hermano llamado Mukhtiar que trabaja para los Rangers, una fuerza de seguridad paquistaní. «Este último ha contactado en videollamada con los padres de Huma, y, mostrándoles armas, los ha amenazado con matarlos si iban en busca de su hija. Además, ha declarado a través de mensajes de audio que incluso si todos los cristianos se unieran para recuperar a Huma, él mataría a los padres o a cualquiera que quisiera ayudarlos».
¿Falta de pruebas?
En el plano judicial, ha explicado la abogada de la familia de Huma, el Tribunal de Primera Instancia de Karachi oriental archivó el caso por falta de pruebas. Entonces se presentó un recurso de apelación ante el mismo juez a fin de revisar las pruebas documentales, y el magistrado ha encargado a la autoridad pública competente (la NADRA) que obtenga el certificado de nacimiento de la adolescente. La próxima audiencia está fijada para el 13 de julio de 2020. La abogada de los padres de la niña ya había proporcionado en una de las audiencias dos documentos oficiales que muestran la edad de la menor: un certificado de la escuela y el certificado de bautismo de la parroquia católica de St. James de Karachi. Ambos documentos muestran la fecha de nacimiento de Huma: el 22 de mayo de 2005. En cuanto a la Corte Suprema de Sindh, sigue cerrada debido a la pandemia del coronavirus y probablemente reabrirá en agosto. Una audiencia en este tribunal solo podrá ser programada para después.
El abogado del secuestrador Jabbar, explica la abogada de Huma, pretende ganar tiempo aprovechando subterfugios legales, ya que dentro de tres años la adolescente cumplirá 18, con lo que el caso, con gran probabilidad, será finalmente desestimado. La Corte Suprema de Pakistán, la misma que absolvió a Asia Bibi, podría teóricamente examinar y juzgar el caso en muy poco tiempo, pero la sociedad islámica radical paquistaní no permite que el sistema judicial sea autónomo. Además, cuando está en juego el derecho de las minorías religiosas, se tiende a retrasar los procedimientos, porque no se considera ni prioritario ni urgente. El caso de Asia Bibi es, desde este punto de vista, un precedente elocuente.
Unos 2.000 casos al año como el de Huma
En cuanto a la frecuencia del fenómeno del que ha sido víctima Huma, la abogada Tabassum Yousaf informa de que muchas ONG proporcionan estimaciones de los casos registrados y dados a conocer al público, y añade que no todos se denuncian, «por lo que, según mi estimación basada en la experiencia, se darían 2.000 casos similares al año, tanto registrados como no registrados».
Según la abogada de la familia de Huma, «una justicia que se retrasa es una justicia inexistente, pues cada retraso en las decisiones en favor de los derechos de las minorías religiosas es una negación de dichos derechos». El Tribunal posterga y sigue postergando la justicia en favor de Huma solo porque es una menor cristiana. Si hubiera habido un caso similar contra una menor musulmana, todas las autoridades se habrían implicado en ello. «Como abogada estoy segura de que el presidente de la Corte Suprema de Pakistán podría garantizarle justicia a los padres de la niña y a la propia Huma. En todos los demás niveles inferiores de la judicatura, la justicia para las minorías no será posible», concluye con amargura la abogada.