(InfoCatho/InfoCatólica) En Francia el pasado mes de junio, los diputados iniciaron lectura del proyecto de ley de bioética, que abre el acceso a la procreación médicamente asistida (PMA) a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras.
El arzobispo de París, Michel Aupetit, denunció un «proyecto injusto y desigual» que el gobierno parece considerar prioritario cuando el país sale de tres meses de encierro.
El arzobispo Michel Aupetit, arzobispo de París, publicó el martes 30 de junio en el diario francés Le Figaro, que el proyecto de ley de bioética despierta su indignación, tanto en lo que respecta a su contenido como al calendario de los debates parlamentarios.
«Desvergonzadamente, en un momento en que nuestro país acaba de atravesar una crisis sanitaria que lo ha puesto de rodillas, la prioridad del gobierno es conseguir que el proyecto de ley de bioética sea aprobado en la Asamblea Nacional», escribió al día siguiente de que el proyecto de ley comenzará su segunda lectura en la Asamblea Nacional.
«Si bien la crisis de salud continúa, y la crisis económica y social afecta seriamente la vida de nuestros compatriotas, (...) sería un honor para nuestros diputados cuestionar este proyecto injusto y desigual para centrarse en los verdaderos problemas de los franceses», argumenta el arzobispo de París.
El Arzobispo de París también señala «una cierta obsesión por facilitar la eliminación de los niños en el vientre de sus madres haciendo del aborto una prioridad en los momentos de confinamiento, mientras que las emergencias cardiovasculares siguen pendientes para facilitar la recepción de los pacientes afectados por el Covid-19». Señala que esta «obsesión» es «transmitida por ciertas enmiendas que se están discutiendo actualmente en un comité especial de la Asamblea Nacional».
Aún así este proyecto de ley de bioética, se examinará en la Asamblea Nacional en sesión pública desde el lunes 27 al viernes 31 de julio de este año 2020.
Sin embargo, el texto de dicho proyecto de ley de bioética no se examinará en el senado sino, solo hasta el comienzo del nuevo año escolar.
Este deseo de volver a poner el tema sobre la mesa rápidamente para discusión sigue despertando el asombro del Arzobispo de París.
La pandemia, subraya también, «nos ha recordado nuestra vulnerabilidad común, la necesidad de volver a una cierta sobriedad, así como la riqueza y fragilidad de las relaciones familiares». Y, sin embargo, «aquí estamos una vez más comprometidos en la agitación de las relaciones genealógicas que estructuran la persona, en la trivialización de los embriones humanos seleccionados, analizados y descartados como productos consumibles vulgares». Así, para Mons. Aupetit, «esta elección de favorecer la industria procreativa (...) muestra las razones mercantiles de este proyecto».
El prelado advierte, por tanto, contra un proyecto de ley que «toca la esencia misma de nuestra humanidad» y «conlleva en sí mismo cambios considerables que alteran seria y peligrosamente los cimientos de lo que nuestra civilización ha construido para el respeto del hombre, su dignidad, su vida y su salud».
«Aunque la pandemia ha demostrado la necesidad de superar nuestro egoísmo a través del compromiso con la solidaridad, el respeto por la igual dignidad de cada ser humano sigue siendo una prioridad», dijo el Arzobispo Aupetit, explicando que «el comercio y la industria deben ser revividos, pero no al precio de la dignidad humana».
El arzobispo de París espera, pues, «valor» y «lucidez» por parte de los diputados, para «invertir la lógica de una acumulación cada vez mayor de deudas financieras que también plantea interrogantes existenciales». Para ello, concluye, es urgente no «ceder a presiones ideológicas o comerciales que apenas se ocultan bajo lemas perentorios».