(ACN/InfoCatólica) Después de los ataques realizados entre los días 27 y 28 de junio por los grupos yihadaistas, llegaron los primeros informes sobre los destrozos causados, según los cuales, quemaron completamente la iglesia católica, informó la fundación internacional ACN que habló con fuentes locales.
Además de la iglesia, también está la destrucción total de otros edificios como, la escuela secundaria Januario Pedro o el Hospital del Distrito de Mocímboa da Praia y la quema de cientos de casas, automóviles y tiendas en la capital de distrito que cuenta con unos veinte mil habitantes. Durante el ataque miles de personas tuvieron que darse a la fuga.
La parroquia de Mocimboa da Praia, en Pemba, también quedó totalmente destruida por las llamas.
El lunes 6 de julio con carácter de urgencia por las noticias sobre el último ataque a Mocímboa, la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento Europeo trató en su sesión final antes del cierre de verano, el tema de la violencia en la provincia de Cabo Delgado, convocando a los responsables del brazo ejecutivo de la Unión Europea, la Comisión Europea y al Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS).
Erminia Notarangelo, jefe de unidad para África del Sur y el océano Indico en el EEAS, habló de «más de 500 mil personas afectadas por esta tragedia humanitaria» y confirmó las cifras de más de «mil asesinados y 200.000 personas desplazadas». Asimismo, advirtió que «África no puede permitirse una región más bajo dominio terrorista». El diputado español por el partido liberal Javier Nart, fue más concreto en su advertencia: «Mozambique no debe convertirse en un nuevo Mali».
Por otra parte, Paulo Rangel, diputado portugués y vicepresidente del partido demócrata cristiano PPE, exaltó en su intervención que «la situación era extremadamente preocupante» en la que Cabo Delgado se enfrenta a «una ofensiva islamista radical oportunista», y que la Unión Europea debe considerar su participación en este tema ayudando al gobierno de Mozambique.
Al final de la reunión, Paulo Rangel habló con la Fundación ACN y destacó que esta reunión ha sido «el primer paso para que la Unión Europea vuelva a colocar a Mozambique en el centro de sus preocupaciones humanitarias», y subrayó que la reunión debería servir para «que las víctimas en Mozambique sepan que no están solas». El vicepresidente del PPE se refirió a la complejidad de la cuestión de Cabo Delgado y recalcó que los ataques «son un problema diferente del de los acuerdos de paz y estabilidad» y suponen un peligro para el resto del país y los «países cercanos». Así mismo lamentó, la falta de información actualizada de muchos políticos sobre lo que está sucediendo en la región de Mozambique: «Yo he tenido la fortuna de recibir toda la información a través de la Fundación ACN que está en contacto directo con la Iglesia Católica local». Rangel finalmente anunció su intención de convocar a Josep Borrell, el Alto Representante para Asuntos Exteriores, «para una próxima reunión».
Esperanza puesta en la UE
Una de las pocas voces que se ha levantado a nivel internacional en cuanto a este tema, es la de Monseñor Luiz Lisboa, obispo de Pemba, capital de la provincia de Cabo Delgado, quién no se ha detenido para denunciar a nivel internacional lo que sucede en la región del norte del país, rica en recursos naturales sobre todo de gas natural. Motivo por el que la diputada socialista portuguesa Isabel Santos hizo hincapié durante el debate indicando que la amenaza terrorista es «una cuestión de poder y control» por el valor estratégico y económico de la zona.
A finales de abril, Monseñor Lisboa, expuso en una entrevista a la fundación ACN la necesidad urgente de una respuesta adecuada a nivel internacional para frenar elavance yihadista. Una ola de violencia que comenzó en octubre de 2017 y ha empeorado en los últimos meses.
Esperamos expectantes a que la Unión Europea se ocupe de la situación, esto sería una luz de esperanza en medio del triste y desolador panorama para Mozambique, que Mons. Lisboa resumía así en su entrevista a la fundación ACN a finales de abril: «Es importante que se sepa lo que está pasando y que los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, la Unión Europea o la Unión Africana, actúen. Aquí la gente ha sufrido mucho, hay cientos de muertos, miles de personas que han tenido que dejar sus casas. En nuestra provincia tenemos más de doscientos mil desplazados. Es una injusticia que clama al cielo. La gente aquí tiene muy poco y lo poco que tiene lo está perdiendo a causa de esta guerra. Pido ayuda y solidaridad por mi pueblo para que puedan vivir de nuevo en paz, que es lo que quieren y merecen».