(CNA/InfoCatólica) La Casa Blanca dijo el domingo que el arzobispo de Washington fue invitado a asistir al evento con el Presidente Donald Trump varios días antes de que tuviera lugar, demostrando así la falsedad de las noticias publicadas en diversos medios de comunicación que aseguraban que el arzobispo no se enteró del acto hasta la noche antes de que tuviera lugar.
El secretario de prensa adjunto de la Casa Blanca, Judd Deere, dijo a CNA el pasado domingo que «el arzobispo Gregory recibió una invitación al evento del Presidente en el Santuario de San Juan Pablo II la semana anterior a la visita del Presidente. Se negó alegando que tenía otros compromisos».
La correspondencia entre la oficina del arzobispo Wilton Gregory y la Casa Blanca indica lo mismo.
En correspondencia fechada el 30 de mayo y obtenida por CNA, la oficina de Gregory declinó «la amable invitación para asistir al evento de celebración de la Libertad Religiosa Internacional el martes 2 de junio de 2020 en el Santuario de San Juan Pablo II».
La correspondencia afirmaba además que el arzobispo tenía «un compromiso previo en su agenda en la Universidad Católica y desafortunadamente debe declinar», y añadía que Mons. Gregory había transmitido personalmente su pesar por no poder asistir cuando habló con un miembro del personal de la Casa Blanca directamente en la tarde del viernes 29 de mayo.
Crux informó el 7 de junio que Gregory no había sido informado de la visita hasta el día anterior, el 1 de junio, cuando fue anunciada públicamente por la Casa Blanca.
La visita de Trump al santuario el 2 de junio ha sido objeto de una considerable controversia. El día de la visita de Trump, el santuario dijo que la Casa Blanca había «programado originalmente esto como un evento para que el presidente firmara una orden ejecutiva sobre la libertad religiosa internacional».
La visita se acortó tras la controvertida visita de Trump la noche anterior a la Iglesia Episcopal de St. John, adyacente a la Casa Blanca. Trump se paró fuera de esa iglesia frente a las cámaras sosteniendo una Biblia en una mano en una aparente sesión de fotos. La iglesia había sufrido daños por fuego durante las protestas del domingo por la noche.
Antes de que el presidente llegara a la iglesia episcopal, la multitud se había parado frente a la Plaza Lafayette detrás de la Casa Blanca, protestando por la muerte de George Floyd y la brutalidad policial. Esos manifestantes fueron desalojados de la plaza por la policía disparando bolas de pimienta y otras armas no letales, antes de que Trump cruzara la plaza para visitar la iglesia.
El 2 de junio, antes de que Trump llegara al Santuario de Juan Pablo II, Mons. Gregory publicó la siguiente declaración denunciando la visita, acusando a Trump de usar la misma como acto de propaganda de su proceder ante el caso Floyd.
«Encuentro desconcertante y censurable que cualquier instalación católica se permita ser tan atrozmente mal utilizada y manipulada de una manera que viola nuestros principios religiosos, que nos llaman a defender los derechos de todas las personas, incluso de aquellas con las que podríamos estar en desacuerdo. El Papa Juan Pablo II fue un ardiente defensor de los derechos y la dignidad de los seres humanos. Su legado da un vívido testimonio de esa verdad. Ciertamente no aprobaría el uso de gases lacrimógenos y otros elementos de disuasión para silenciarlos, dispersarlos o intimidarlos para una oportunidad fotográfica frente a un lugar de culto y de paz».
La Casa Blanca respondió inmediatamante al arzobispo. Deere dijo al Washington Post que «es vergonzoso para cualquiera que se llame a sí mismo una persona de fe a la vez cuestione la profunda fe del Presidente o los motivos para llevar a cabo un hito importante para los católicos. La visita del Presidente Trump dio consuelo y esperanza a los católicos de este país y de todo el mundo de que este Presidente es un hombre de Dios que siempre protegerá la saclalidad de la vida y promoverá la libertad religiosa».
El 5 de junio, Mons. Gregory abordó la controversia durante un panel en línea patrocinado por la Universidad de Georgetown.
«Ese santuario es un lugar santo por el hombre al que honra», dijo Gregory, y nunca debió ser usado para una «declaración política».
Después de que algunos católicos criticaran el comportamiento del arzobispo, el mismo aseguró el viernes que dichas críticas «me recuerdan, en mi mente, a las críticas que la gente hizo contra los sacerdotes y monjas católicos que se manifestaron durante el período de la lucha por los derechos civiles».
Lo cierto es que lo que el arzobispo llama «declaración política» fue un evento previo a la firma de de una orden ejecutiva para que EE.UU defienda la libertad religiosa en todo el mundo y planificado días antes de los disturbios.