Madre María Pilar Adames, se contagió de COVID-19 y al morir ofreció su vida por los sacerdotes y por la Iglesia
M. Pilar Adámez, Oblata de Cristo Sacerdote

Religiosa española de la Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote

Madre María Pilar Adames, se contagió de COVID-19 y al morir ofreció su vida por los sacerdotes y por la Iglesia

La hermana fue Madre General de las Oblatas de Cristo Sacerdote, que falleció el 28 de abril en Huelva ofreciendo su vida por los sacerdotes y la Iglesia, en referencia a su carisma de oración por la santificación de los sacerdotes. Residía en el convento de las Oblatas en Huelva que era residencia de las religiosas ancianas, donde se contagió del coronavirus cuidando a una de ellas.

(Gaudium Press / InfoCatólica) La pandemia del COVID-19, pese a las innumerables dificultades que ha traído para la sociedad, también ha sacado a la luz testimonios de fe y entrega a la voluntad de Dios.

Esta es la historia de la Madre María Pilar Adames, religiosa española de la Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote, fundada por quien se contagió con el coronavirus y al morir ofreció su vida por los sacerdotes y por la Iglesia.

El testimonio ha sido dado a conocer en un reportaje difundido por la agencia de noticias televisiva Rome Reports, que entrevistó a algunas hermanas de la congregación de la Madre María Pilar.

Era Semana Santa

Todo ocurrió durante la Semana Santa en medio del confinamiento generado por la pandemia. Era un Jueves Santo y 6 hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote dieron positivo al COVID-19. Una de ellas era la Madre María Pilar, quien se agravó por la enfermedad y debió ser llevada al hospital.

Ese día era el Domingo de Resurrección y las religiosas de su comunidad no la pudieron volver a ver, ya que debió ser aislada en el centro médico.

La Madre Teresa, OCS, Superiora de las Oblatas, reveló a la agencia televisiva las palabras que la religiosa le dijo al ingresar al hospital:

«Cuando la iban a ingresar, ella me dijo: ˝sólo queda abandonarse a la voluntad de Dios, porque sino estás perdida, lo que Él quiera, que es siempre lo mejor˝».

En otra ocasión, cuando le acababan de dar la unción, la absolución y la comunión, la Madre María Pilar también dijo a sus hermanas:

«Me voy al cielo, me voy al cielo, recen por mí. Lo que Dios quiera».

Por los sacerdotes y por la Iglesia

Al pasar los días de aislamiento y viendo las difíciles circunstancias de hallarse enferma y lejos de sus hermanas, vivió todo con mucha fe, ofreciendo los sacrificios por los sacerdotes y por la Iglesia.

«Repetía continuamente cuando estaba ingresada ̏pro eis˝ (…) No podría hablar mucho, porque estaba fatigada con dificultad de respiración», pero repetía «pro eis -por ellos- y pro Ecclesia -por la Iglesia», comentó la Madre Teresa.

Horas antes de morir, presintiendo que Dios la llamaba consigo, también les envió un mensaje escrito a sus hermanas:

«Estoy con todas y de la manera mejor, la que Él quiere. Gracias por sostener mi impotencia. Abrazo y bendición. Pro eis et pro ecclesia».

En otro mensaje, escribió: «Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en la Cruz».

La hermana María Pilar fue hasta hace unos años Madre General de la Congregación. Siempre tuvo espíritu de servicio, que el último año de su vida se reflejó cuidando a sus hermanas ancianas en el convento de Huelva. Precisamente se contagió del coronavirus cuidando a una de ellas.

Testimonio del P.  Padre Jaime Ruiz del Castillo, el 30 de abril, en Moyobamba, Perú

Venerable Mons. José Mª García Lahiguera

D. José María García Lahiguera nació en Fitero, Navarra, el 9 de marzo de 1903, y falleció en Madrid el 14 de julio de 1989. En 1995, el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ordena la apertura de su proceso de beatificación. Dicho proceso es admitido por la Congregación para las Causas de los Santos el año 2002, habiendo aprobado sus virtudes heroicas el papa Benedicto XVI mediante decreto de fecha 27 de junio de 2011

Ingresó en el seminario menor de Tudela en 1913. Se traslada a Madrid en 1915, continuando sus estudios en el seminario menor de esta diócesis. Ordenado sacerdote en 1926 por Mons. Leopoldo Eijo y Garay. Desde entonces desempeña diversos puestos en el seminario de Madrid (profesor,  prefecto de externos, director espiritual).

Durante la Guerra Civil española, funda la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, en colaboración con María del Carmen Hidalgo de Caviedes.

Fue obispo auxiliar de Madrid-Alcalá entre 1950 y 1964. En el mismo año 1950, la Santa Sede aprueba la creación de la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote. Participó en el Concilio Vaticano II.

El 7 de julio de 1964 es nombrado obispo de Huelva, puesto que ocupa hasta el 1 de julio de 1969, cuando fue nombrado arzobispo de Valencia.

El 14 de febrero de 1974 sufrió una trombosis cerebral. Se recuperó de ella pero su salud quedó muy afectada. Presenta su renuncia al cumplir los 75 años, el 9 de marzo de 1978, la cual le es aceptada pocos meses después.

Tras su retiro, pasa a la archidiócesis de Madrid-Alcalá, donde da a menudo conferencias y retiros. Falleció el 14 de julio de 1989. Es enterrado, a petición suya, en el presbiterio de la Casa Madre de las Hermanas Oblatas.

2 comentarios

pacomio
¡¡Lo bien que hizo!!!
Sólo ALMAS VÍCTIMAS pueden salvar a la Iglesia y al Sacerdocio.
¡¡Inmensa Gloria le espera en el Cielo!!!
23/05/20 9:07 PM
Irma
Noticias que a pesar que hablen de muerte, levantan el espíritu y hace renacer la confianza de que a pesar de tanta ofensa a nuestro amado Dios, hay almas que le desagravian con su vida de entrega y servicio. Hay muchos Santos anónimos en estos tiempos de turbulencia y dolor, eso da Esperanza y Fe
24/05/20 3:12 PM

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