(Asia News/InfoCatólica) Mons. Muricken ha confirmado su vocación para llevar una vida ascética como ermitaño, práctica que era común en la Iglesia de los primeros siglos:
«Fui llamado a retomar este estilo de vida ermitaña. El ermitaño es una persona que contempla a Dios y vive completamente en unión con la naturaleza, utiliza sólo lo que le es esencial para la vida. Mi vida será gastada en oración, meditación, y en el estudio de la Escritura, lo que me permitiría conducir una vida de silencio. Haré una sola comida por día y será exclusivamente vegetariana. Cocinaré yo solo y utilizaré un cama y silla de madera y piedra. No es odiar al mundo, sino enseñar a los hombres a mirar el mundo en el modo justo, fijando nuestros ojos sólo en Dios».
A la pregunta si tendrá oportunidad de entrar en contacto con los fieles, el obispo Jacob dice que una vez por mes existirá la posibilidad, de manera controlada, de visitarlo.
En una reciente entrevista concedida al periódico católico Deepika (periódico regional de Kerala), Mons. Jacob confesó que la suya será una vida de contemplación delante del Tabernáculo. Sobre la elección del lugar donde vivir, su obispo Mons. Kallarangattu le sugirió vivir en el territorio de la diócesis. El prelado desea vivir su vida como ermitaño sobre la cima de la colina de Nallathanni en el distrito de Idukki en los locales de un monasterio existente, conocido como Marthoma Sleeha Monastry.
El obispo está aún en la espera del consentimiento del Cardenal Alencherry - arzobispo mayor de rito Siro-malabar-y del Sínodo de los obispos siro-malabar. Después la decisión será comunicada a la Congregación de las Iglesias orientales.