(Fides/infoCatólica) George Mithu Gomes, seglar católico que trabaja en Cox's Bazar como Responsable del Programa para Respuesta a los Desastres de la ONG ‘World Renew’, explica su labor:
«Es un trabajo difícil pero ahora la prioridad es detener los contagios. En estos asentamientos, donde es casi imposible mantener la distancia física, los refugiados rohingya corren un alto riesgo de propagación rápida del Covid-19. Es urgente adoptar todas las medidas necesarias»
La alarma se ha desencadenado en los campamentos de refugiados en Cox's Bazar después de la confirmación de que dos mujeres y tres hombres del grupo étnico rohingya están infectados en el campamento de Lambashia, uno de los 34 asentamientos que acogen refugiados.
En la localidad de Calidad de Cox's Bazar, no lejos de la frontera entre Mynamar y Bangladesh, el gobierno bengalí acoge a la comunidad de refugiados más grande del mundo: aquí viven 1,1 millones de refugiados de etnia rohingya y de religión musulmana que huyeron de Myanmar. De estos, 700,000 han llegado en 2017, debido al sangriento conflicto étnico que tuvo lugar en Myanmar entre el ejército y los grupos armados rohingya.
George Mithu Gomes explica a Fides:
«La preocupación es grande. En estas precarias condiciones de vida, no es posible controlar la infección y los contagios podrían extenderse rápidamente a los 34 campos de refugiados donde viven los rohingya. Se deben tomar medidas con prontitud para detener la infección en los campos de refugiados. Sería necesario realizar tampones y controles, establecer estructuras y lugares para la cuarentena. También es necesario sensibilizar a la población rohingya, que no está informada sobre la enfermedad, y enseñarles los comportamientos necesarios para prevenir y contener la propagación de Convid-19»
Algunos refugiados rohingya, han manifestado a Fides lo que piensan si la infección por coronavirus se propaga en los campos, y la principal preocupación de todos es que no recibirán los tratamientos necesarios: «En los campos no hemos recibido el tratamiento médico adecuado: si llega el virus, moriremos sin tratamiento» dice el rohingya Mahammod Jubiar, de 65 años.
Otro refugiado rohingya, Iqubal Islam, cree que concienciar a los refugiados sobre la enfermedad es urgente: «Al ser muchos analfabetos, los refugiados no saben cómo puede propagarse el virus, no saben cómo pueden defenderse, no tienen idea de las medidas preventivas». Según la información de la Agencia Fides, Caritas y otras ONG están trabajando en la prevención, y hace semanas activaron programas específicos para informar a los refugiados.
Abu Toha Bhuya, responsable del servicio sanitario de la Oficina del Gobierno para el Socorro y la Repatriación de Refugiados, explica: «Los rohingyas a menudo salen de los campamentos por la noche. Compran medicinas y otros bienes para las necesidades diarias. Algunos, se ven también involucrados en el tráfico de drogas: así es como el virus ha llegado aquí». Además, en los campos rohingya de Cox's bazar operan 30.000 trabajadores de 140 organizaciones no gubernamentales quienes a menudo van a Dhaka y otras ciudades. De esta manera, podrían ser vectores del coronavirus.
En Bangladesh, 22,268 personas están actualmente infectadas con Covid-19. De estos, 4,373 se han curado y 328 han fallecido.