(Fides/InfoCatólica) “Tras años de trabajo, descubrió su vocación: ayudar al África, contribuir de persona en la misión. Tras haber dado su aporte a algunos proyectos misioneros en Camerún, llegó a Malawi, donde su hermana Giuditta trabajaba desde hacía años en la misión de las Religiosas Sacramentinas de Namwera”, dice a Agencia Fides el P. Piergiorgio Gamba, misionero monfortiano, que desde hace décadas trabaja en Malawi.
“En febrero de este año, Giacomo Marcialli, a quien todos llamaban Marcello, llegó a la misión de Namandaje para ayudar a P. Eugenio Salmaso. Entre los tantos trabajos en los que contribuyó, estuvo la preparación de la fiesta de la ordenación de P. Wilfred Sumani, quien se convirtió en el sacerdote de su iglesia perdida en los bosques, a lo largo de la orilla del lago Malombe. Aquel día inició su calvario a causa de la malaria, enfermedad que terminó con su vida”.
El lunes 29 de junio, tras una noche de vigilia y oración que la comunidad cristiana de la misión de Namandanje quiso ofrecerle para acompañarlo en su largo viaje, llegó a la iglesia de Saint Paul Seminary de Mangochi. Es esta la iglesia del seminario donde los futuros sacerdotes inician su camino vocacional, y es también la iglesia donde se celebran los funerales de los misioneros y sacerdotes de la diócesis de Mangochi. “En la iglesia falta el espacio y los estudiantes colmaron también las columnatas del seminario. Muchachos y muchachas que vinieron solo para saludar a un compañero de viaje casi desconocido porque vivió en una pequeña iglesia lejana de Mangochi, y que hoy reconocen como un hermano. Esta es el alma del África. Esta es la verdadera riqueza de sus aldeas”, dice P. Gamba.
Monseñor Alessandro Pagani, Obispo de Mangochi, presidió la liturgia junto a todos los sacerdotes de la diócesis. En su homilía el Obispo agradeció varias veces a los fieles por la acogida reservada a Giacomo Marcialli. “No es vuestro hijo, recién lo habéis conocido, casi no hablaba vuestro idioma. ¿Por qué habéis venido a su funeral? Esta es la fuerza de la fe, esto es ser cristianos”, dijo Mons. Pagani.
“Giacomo Marcialli fue enterrado en el cementerio que acoge a Mons. Luciano Nervi, Obispo de Mangochi, P. Michele Gotti y los sacerdotes de la diócesis. Giacomo es el primer voluntario que reposa junto a obispos y sacerdotes. La imposibilidad de tener cerca a alguno de sus parientes, y sobre todo la opción de dejar que fuese sepulto en Malawi, ha sido recibida como un don grandísimo por parte de la comunidad de Mangochi”, dice P. Gamba. “Son jóvenes que quieren aprehender la herencia que Giacomo les hizo. Son la iglesia del año 2009, el año del Sínodo para el África. Gracias a Giacomo que creyó en ellos. Gracias a esta Iglesia siempre nueva”, concluye el misionero.