(InfoCatólica) Según Francisco «la voz de Dios nunca obliga, se propone no impone, nos corrige y consuela con esperanza. Sin embargo la voz del Maligno nos distrae del presente y quiere que nos centremos en el temor del futuro o en las tristezas del pasado, no quiere la voz del presente: saca a la superficie la amargura, los recuerdos de los males sufridos, de los que nos hicieron daño y tantos recuerdos feos».
El Papa dijo que la voz «que viene de Dios será: “¿Que es bueno para mí?” En su lugar, el tentador insistirá en otra pregunta: “¿Qué cosa me gustaría hacer?” “¿Qué cosa me gustaría?”: la voz malvada siempre gira en torno al yo, a sus impulsos, a sus necesidades, al todo y de inmediato».
Y añadió:
«Finalmente, la voz de Dios y la del tentador hablan en diferentes “ambientes”: el enemigo prefiere la oscuridad, la falsedad, las habladurías; el Señor ama la luz del sol, la verdad, la transparencia sincera. El enemigo nos dirá: “¡Enciérrate en ti mismo, porque nadie te entiende, ni te escucha, no confíes!”. El bien, al contrario, nos invita a abrirnos, a ser claros y a confiar en Dios y en los demás».