(EcclesiaDigital/InfoCatólica) El pasado 22 se conoció que el obispo de Palencia se encontraba ingresado desde el día anterior en el Hospital Río Carrión de la capital palentina y que había dado positivo en la prueba de COVID-19.
Mons. Manuel Herrero ha tenido unas palabras de gratitud: «Gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro, por su amor, por la vida, por su compañía y cercanía, por su Palabra y por su Iglesia. Gracias a todos vosotros, miembros de esta Iglesia en Palencia: a los dos obispos eméritos, a todos los sacerdotes y al diácono por vuestras llamadas, cercanía y oración. Gracias al vicario general y de pastoral que estos días han estado atentos sirviendo a los hermanos. A los miembros de vida consagrada y a todos los laicos y laicas por vuestra fraternidad y solidaridad, expresadas en llamadas, en la oración y en el silencio».
Unas palabras de agradecimiento a las que ha sumado a todo el personal sanitario hospital Río Carrión de Palencia: «Médicos, enfermeras, personal auxiliar… a todos. Yo estoy muy contento del trato recibido, y no por ser el obispo, que muchos no lo sabían, sino como un paciente más».
El obispo afirma que en estos días de ingreso «ha palpado la limitación, la fragilidad, la precariedad, incluso con temor y algo de miedo a la muerte», ya que estando allí falleció un hermano agustino, Agustín Bécares, que había estado en la misma planta que el obispo.
Y continúa asegurando: «Pero a la vez con confianza en Dios, sabiéndome en sus manos; sintiendo que su misericordia y fidelidad sostienen nuestras personas y obras, y que nuestras soledades son siempre acompañada». Además asegura lo mucho que le reconfortó rezar los salmos de laudes o vísperas, «poniéndome en la piel del salmista y del mismo Señor Jesús, y participar en la Eucaristía por televisión unido a toda la Iglesia».
El prelado afirma que «ha salido con fuerzas para seguir sirviendo a los hermanos, para seguir haciendo camino con vosotros y cantando melodías de vida y esperanza, en esta tierra nuestra». Convencido de que esas fuerzas «son en el Señor y en su Espíritu en quienes están nuestras vidas y empresas; que esta obra es la suya y nosotros somos colaboradores». No ha dejado pasar la ocasión para reconocer que ha aprendido «a valorar más el servicio, cuántas veces pequeño, callado y no reconocido, que cada uno presta a la sociedad, a los enfermos y a los sanos».
Por último pide que recemos, como hermanos, especialmente por David García y Agustín Bécares, OSA, «y todos los demás difuntos de nuestras comunidades que en estos días nos han dejado».
El obispo de Salamanca también evoluciona favorablemente
El obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. Carlos López Hernández, evoluciona favorablemente tras su ingreso hospitalario del pasado 25 de marzo, en el Hospital Clínico Universitario. En el día de ayer fue trasladado a la Hospedería Fonseca para continuar allí su tratamiento médico y seguir aislado, tras dar positivo en coronavirus en un segundo test.
Desde la Diócesis de Salamanca agradecemos las oraciones y las muestras de cercanía hacia nuestro obispo, y pedimos por todos los enfermos y los familiares de los fallecidos, así por los que trabajan de forma incansable en este tiempo de confinamiento.