(Aciprensa/InfoCatólica) El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se negó a escuchar el caso de 2 enfermeras suecas a quienes se les negó el empleo como matronas por su negativa a realizar abortos.
«Estamos muy decepcionados por la decisión del Tribunal de no abordar los casos de la Sra. Grimmark y la Sra. Steen. Una sentencia positiva de la corte habría sido un paso importante en la protección del derecho a la libertad de conciencia», dijo Robert Clarke, director adjunto de la organización de defensa legal cristiana Alliance Defending Freedom International.
El tribunal, con sede en Estrasburgo (Francia), se negó a escuchar sus casos el 12 de marzo.
«Los profesionales médicos deberían poder trabajar sin verse obligados a elegir entre sus convicciones profundamente arraigadas y sus carreras. Aunque la libertad de conciencia está protegida como un derecho fundamental en casi todos los demás países europeos, la decisión de hoy marca una oportunidad perdida para defender esta importante protección en Suecia», continuó Clarke.
Aunque el tribunal se negó a escuchar los casos de las enfermeras, un comité dictaminó que la negativa del Gobierno a emplearlas como matronas «no era desproporcionada o injustificada», y dijo que dado que el sistema nacional de salud de Suecia realiza abortos, el gobierno tiene el derecho de «solicitar que los empleados realicen todas las tareas inherentes al puesto».
Linda Steen comenzó sus estudios para convertirse en enfermera especializada en obstetricia (partera o matrona) en 2014. Según su solicitud, en marzo de 2015 informó a la sección de partos de una clínica en Nyköping, Suecia, donde estaba estudiando, que no podría ayudar a realizar abortos. Le dijeron que no podía comenzar en la clínica a menos que aceptara los términos.
Steen buscó una entrevista de trabajo en el Hospital Mälar en Eskilstuna, pero según la solicitud, el Departamento de Recursos Humanos del Condado canceló la entrevista ya que el Condado tenía «una política común de no emplear matronas que no realizarían abortos».
La situación de Ellinor Grimmark es similar. Después de estudiar para convertirse en partera, solicitó un trabajo en el Hospital Värnamo, pero cuando los servicios de recursos humanos del hospital descubrieron que no estaba dispuesta a realizar abortos, retiraron una oferta de empleo previa.
Los defensores de la libertad religiosa argumentaron que estas enfermeras que se especializan en el embarazo y el parto, a menudo eligen su profesión porque quieren traer nueva vida al mundo, y no deberían verse obligadas a terminar con sus creencias.
Por su parte, Grimmark dijo que es exactamente por eso que eligió estudiar para ser enfermera obstetra.
«Elegí ser partera porque quería ayudar a traer vida a este mundo. No puedo entender por qué el gobierno sueco se niega a aceptar mis convicciones de conciencia. Ahora estoy trabajando en Noruega, donde se respeta mi conciencia, pero nadie puede explicar por qué Suecia no puede hacer lo mismo», dijo Grimmark.
Finalmente, esta última alegó que 3 clínicas médicas diferentes en el sur del condado de Joenkoeping, en el sur de Suecia, le negaron injustamente empleo debido a sus objeciones.
En noviembre de 2015, un tribunal de distrito dijo que no se violó su derecho a la libertad de opinión y expresión. Se le exigió que pagara los costos legales del gobierno local, por casi 106 mil dólares.
Después de perder sus casos en los tribunales suecos, ambas mujeres presentaron sus quejas ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos durante 2017, alegando violaciones de la Convención Europea de Derechos Humanos.
No existe un proceso de apelación para la decisión del Tribunal Europeo de negarse a escuchar el caso. Ésta escucha solo el 6% de los casos presentados, sostiene ADF International.
Suecia tiene una de las tasas de aborto más altas en Europa occidental, con aproximadamente 19 abortos por cada 1.000 mujeres en 2018, según cifras del Gobierno.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.