(ACI Prensa) El Obispo Emérito de Hong Kong (China), Cardenal Joseph Zen Ze-kiun, afirmó en una reciente visita a Estados Unidos que el gobierno comunista chino quiere la rendición del Vaticano, y predijo el fin de la Iglesia clandestina o subterránea en el país asiático, como se conoce a los católicos que se mantienen fieles a la Santa Sede.
«La situación es muy mala y la fuente de esto no es el Papa que no sabe mucho de China. El Santo Padre Francisco me tiene en una estima especial», dijo el Cardenal Zen a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI.
Ahora, continuó el Cardenal, «estoy peleando contra Parolin porque las cosas malas vienen de él». El Purpurado chino se refirió así al Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.
«No te puedes comprometer» con el Partido Comunista Chino porque ellos son «perseguidores» de la fe, continuó el Cardenal Zen. «Ellos quieren la rendición total. Eso es el comunismo», agregó.
La entrevista de CNA con el Cardenal Zen se realizó el 11 de febrero durante su visita al Capitolio en Washington D.C. (Estados Unidos), donde se reunió con algunos congresistas en el despacho del representante republicano por New Jersey, Chris Smith. A pedido del Purpurado chino no se tomó fotos del evento ni del diálogo de la agencia del Grupo ACI con él.
Smith dijo a CNA que el Cardenal Zen es «un San Pablo de nuestro tiempo, ya que no es solo un santo y eficaz testigo del Evangelio de Jesucristo, sino un hombre de gran verdad sobre lo que realmente está pasando en China».
Durante el encuentro, el Cardenal y los miembros del Congreso dialogaron sobre el programa de «sinización» de China y de los grandes esfuerzos del gobierno para someter y controlar a las religiones en el país.
Entre otras cosas, el Cardenal explicó a los legisladores que la celebración de la Navidad se ha prohibido en China, las biblias han sido reescritas por orden de las autoridades regionales y hay un bajón en las vocaciones.
En 2018, el Vaticano y China firmaron un acuerdo para la elección de obispos. Se esperaba que este unificara a la Iglesia en el país, de modo que la Asociación Católica Patriótica China, que está bajo control del gobierno, lograra la comunión con la Santa Sede, y que se uniera con la Iglesia clandestina o subterránea que siempre ha permanecido fiel a Roma.
Según un informe de enero de la Comisión del Congreso de Estados Unidos sobre China, las violaciones a los derechos humanos en el país asiático se intensificaron durante 2019 y aumentó la persecución contra los católicos.
«Cada vez más la Iglesia está bajo persecución», dijo el Cardenal Zen, «ambas, la Iglesia oficial y la clandestina».
La Iglesia clandestina, lamentó, «está condenada a desaparecer» ya que los obispos más ancianos están muriendo y no se nombra sucesores, lo que significa que no se están ordenando nuevos sacerdotes
Cuando los fieles se acercan a él para preguntarle cómo puede ahora ayudar a la Iglesia, el Cardenal señaló a CNA que les dice que «no puedo hacer nada. No tengo voz en el Vaticano. Simplemente nada».
«Y la situación para la Iglesia Católica es, humanamente hablando, desesperada», resaltó el Cardenal Zen.
La situación de los católicos de China
En abril de 2019, el P. Bernardo Cervellera, experto en la Iglesia Católica en China y editor de la agencia de noticias Asia News, informó que «en muchas diócesis la Asociación Patriótica y la Oficina de Asuntos Religiosos siguen exigiendo a todos los sacerdotes que se inscriban en la Asociación y sostengan la ̏Iglesia independiente˝».
En China existe la Asociación Patriótica Católica China, controlada por el Gobierno; y la Iglesia clandestina, subterránea, clandestina o no oficial, que se ha mantenido fiel a la Santa Sede.
En la práctica, afirma el P. Cervellera, más que una «reconciliación» entre la Asociación Patriótica y la Iglesia clandestina, con el acuerdo provisional entre China y el Vaticano para el nombramiento de obispos «hay una gran presión sobre la comunidad subterránea con una fuerte intromisión en la vida de la Iglesia».
El acuerdo provisional entre el Vaticano y China
El 22 de septiembre de 2018 el Vaticano anunció la firma del acuerdo provisional con China para el nombramiento de obispos.
Algunos han expresado su oposición al acuerdo, como el Obispo Emérito de Hong Kong, el Cardenal Joseph Zen Ze kiun, quien en un artículo publicado en el New York Times escribió: «A los obispos y sacerdotes clandestinos (fieles) de China solo puedo decirles esto: por favor, no comiencen una revolución. ¿Ellos (las autoridades) toman sus iglesias? ¿Ya no pueden celebrar? Vayan a casa y recen con sus familias (…) Esperen mejores tiempos. Vuelvan a las catacumbas. El comunismo no es eterno».
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre de 2018, el Papa Francisco dijo a los periodistas: «Yo soy el responsable» del acuerdo.
Sobre los obispos que no estaban en comunión con la Iglesia hasta antes del acuerdo, Francisco dijo que «han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso».
En cuanto al acuerdo, Francisco precisó que «la cosa se hace en diálogo, pero nombra Roma, nombra el Papa. Esto es claro. Y rezamos por los sufrimientos de algunos que no entienden o que tienen en sus espaldas muchos años de clandestinidad».
El 26 de septiembre de 2018 el Pontífice dirigió un mensaje a los católicos de China y a la Iglesia universal en el que solicitó «gestos concretos y visibles» a los obispos a quienes levantó la excomunión.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA.