De «reyes» y «mendigos» (sobre la muerte de Michael Jackson)

La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira. ¿Hasta qué punto estamos marcados y condicionados por las heridas generadas por la desestructuración familiar? ¿En qué consiste la libertad: en hacer lo que queramos, o en querer lo que nos corresponde hacer?

            Recién acontecida la muerte del cantante Michael Jackson, y cuando los medios de comunicación se prodigaban en difundir la noticia con todo tipo de detalles y especulaciones, me encontraba con un grupo de adolescentes que recibían el sacramento de la Confirmación. Parecía lógico que aquella noticia tuviese cabida en nuestra conversación, habida cuenta del eco que estaba alcanzando.

            No creo que haga falta convencer a nadie del influjo tan notable que pueden llegar a tener las estrellas musicales en nuestro horizonte cultural, moral y espiritual, y especialmente en el caso de los jóvenes. El hecho de que un icono tan destacado de la música moderna, considerado como el “rey del pop”, haya llevado una existencia tan contradictoria y concluya sus días de una manera tan dolorosa, nos invitaba a una serena reflexión sobre la fragilidad de los valores de la cultura occidental:

-          ¿Sabéis? ¡También yo tenía aproximadamente vuestra misma edad cuando murió Elvis Presley, el “rey del rock”! ¿No os parece mucha casualidad que estas dos “estrellas” hayan muerto de una forma tan similar?

-          ¡De casualidad nada! –me respondió uno de aquellos jóvenes-. ¡El mismo Michael Jackson había manifestado que tenía el temor de “terminar como Elvis”!

No está de más añadir que nuestros jóvenes son bastante más lúcidos de pensamiento de lo que muchas veces solemos suponer.

 

            Divorcio entre el gusto estético y el bien moral

 

            El hecho de que la cultura dominante esté tan profundamente marcada por el subjetivismo y el relativismo, contribuye más, si cabe, a que el gusto estético sea entendido como algo puramente arbitrario (¡sobre gustos no hay nada escrito!). Son muchos quienes piensan que sus gustos e inclinaciones musicales nada tienen que ver con los valores de su vida, máxime cuando en muchos casos nos cuesta entender la letra de las canciones.

            Lo cierto es que algunos mitos o “iconos” musicales han ejemplificado con sus vidas el inexorable callejón sin salida al que conduce la disociación entre la estética y el bien moral del ser humano. ¿Cómo se compagina el que un artista alcance el cénit de su carrera profesional, al mismo tiempo que crece su grado de desesperanza? ¿Cómo es posible que la opinión pública dirija su admiración hacia unos “reyes” que, en el fondo, no son sino “mendigos” de una felicidad, la cual son incapaces de alcanzar?

 

            La humildad de saberse instrumento

 

            ¡Qué difícil es mantenerse en la cumbre de la fama sin corromperse! ¡Qué fácil es caer en la tentación de un endiosamiento que termina por ensombrecer el valor de la obra artística! Posiblemente, una de las tentaciones más frecuentes en el mundo del espectáculo consista en desviar la atención de lo objetivo a lo subjetivo: de la obra musical, al cantante ídolo; del deporte, a la estrella galáctica… terminando por fomentar un culto a la imagen, que anula la conciencia de sabernos “instrumentos” de un misterio de verdad y de bondad que nos precede y nos supera.

            La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira. ¿Hasta qué punto estamos marcados y condicionados por las heridas generadas por la desestructuración familiar? ¿En qué consiste la libertad: en hacer lo que queramos, o en querer lo que nos corresponde hacer? En última instancia, ¿la felicidad consiste en inventar una realidad a nuestro capricho, o más bien en querer conformar nuestro deseo con la voluntad divina?

            Michael Jackson ha sido una “parábola” –y al mismo tiempo una “víctima”- de nuestra época, un “paradigma” del occidente carente de cimientos sólidos, capaz de lo mejor y lo peor, generoso y caprichoso, materialista e idealista… un genio tan contradictorio como nuestra cultura misma.

            No sería justo que metiésemos en el mismo saco todas las experiencias de la música moderna. Existen intentos serios de plasmar un mensaje de esperanza en expresiones musicales innovadoras, como es el caso del conjunto irlandés U2, que actúa estos días en Barcelona. En una reciente entrevista, el solista del grupo, Bono, declaraba que se había inspirado en la arquitectura del maestro Gaudí para crear el escenario de su gira: “Gaudí hacía un lugar donde la gente podía rezar. Y para nosotros la música es una plegaria. A veces es a Dios, a veces es a tu amor, pero siempre una plegaria”. En efecto, la clave de un producto musical de calidad no puede estar exclusivamente en el genio del artista, sino también en su propuesta de sentido, además de en la coherencia moral de su vida.

 

+José Ignacio Munilla, obispo de Palencia

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6 comentarios

anarico
"No creo que haga falta convencer a nadie del influjo tan notable que pueden llegar a tener las estrellas musicales en nuestro horizonte cultural, moral y espiritual, y especialmente en el caso de los jóvenes. El hecho de que un icono tan destacado de la música moderna, considerado como el “rey del pop”, haya llevado una existencia tan contradictoria y concluya sus días de una manera tan dolorosa, nos invitaba a una serena...."

Monseñor, estos "iconos" no surgen expotaneamente: se fabrican; y se "fabican" con una intención muy meditada. Como usted dice, tienen un notable influjo en nuestro horizonte cultural y moral especialmente en los jóvenes. Y precisamente de eso se trata.

Pero a mí, lo que me preocupa es si nuestros dirigentes de la Iglesia Católica tienen el talento y la capacidad para comprender éstas cuestiones, estar a la altura, y saber contrarrestarlas y anularlas en su aspecto más maligno, con alternativas adecuadas. No creo yo que haya nivel, soy pesimista; pero debería haberlo sobradamente.
1/07/09 11:16 AM
felipe
También hay que añadir como los medios de comunicación colaboran en el endiosamiento de determinados artistas afectando al propio artista y a los jóvenes. Me imagino que seguirá igual pero en Las Vegas en el Hotel donde iba Elvis todavía su mesa la tiene reservada. Muchas veces son los managers, las casas discograficas.
Al final se te va la tonteria, con los años ( yo en mi adolescencia solo escuchaba a Elvis) pero yo creo que hoy en dia se magnifica a muchos artistas que carecen del talento de los de antes y esa tonteria a muchos no se les va a ir mas que con la senectud
1/07/09 6:44 PM
T_Paz
En general el artículo del monseñor Munilla está muy bien pero deja un interrogante enorme en este y similares casos.

Y es que Michael Jackson, como tantos otros artistas pasados de rosca, era -diga lo que se diga- un genio de la canción, de la danza, de la coreografía y del espectáculo.

Y esa genialidad -quizá arruinada por una explotadora infancia desgraciada que no fue tal- alcanzó su cenit cuando Michael Jackson llevaba años en su desgraciada cuesta abajo personal.

No puedo por menos que sorprenderme, que escandalizarme porque reconozco la genialidad en su devastación.

Y he ahí la cuestión: que el gusto estético actual no se puede despachar como algo meramente subjetivo e intentar entroncarlo con su referente moral para rechazarlo. Hay demasiada genialidad divina en las creaciones de Michael Jackson para que pueda hacerlo.

Alabado sea Dios. Ni en los días más negros de tus criaturas, éstas aún sobrepasadas por el Maligno y el mundo, pueden apagar las gracias, los talentos y el amor de padre que Tú pones cada día en nuestros corazones.
4/07/09 1:14 PM
naftul
no monseñor, no, U2 no es ejemplo de nada . por favor descanse un poco este verano y deje de escribir pastorales? a golpe de periodico.
9/07/09 11:18 PM
Maria
Muchas gracias al autor del blog, por dejar esta ventana abierta a la busqueda de la Verdad, ya lo dice la Biblia "La Verdad os hara libre", la Verdad libera al hombre y le ánimo a que siga dando pautas para que podamos compartir seriamente y sin acritud nuestros puntos de vista sobre distintos temas.

La belleza del significado cristiano de la sexualidad, es de tal hondura que cuando se entiende no se puede menos que vivir la castidad, vocación a lo que estamos todos llamados, indistintamente de nuestro estado, si tuviera que resumir la castidad en dos palabras diria VERDAD Y AMOR, la castidad expresa la correcta vivencia de la sexualidad según el plan de Dios, castidad es sinónimo de verdad, de una vivencia autentica,no-parcializada de la sexualidad. De manera que el lenguaje de mis palabras y de mi cuerpo expresan la Verdad, es decir lo que siento en lo profundo de mi corazón. Y castidad es amor, porque es una llamda a vivir la sexualidad como donacion de mi mismo. No cómo "experiencias" de Fin de Semana que defraudan por inautenticas, cuando abrazo un cuerpo abrazo a la persona, es decir su pasado, presente y futuro, y no sólo la mentira de un placer fútil, que nos deja profundamente insatifechos y desencanta la necesidad de Amor autentico que llevamos dentro.

El cristiano sabe que no puede disponer de su cuerpo a su arbitrio, sino que Dios mismo quien dispone de él. Siendo el propio cuerpo templo del Espiritu Santo, es decir, morada donde habita el Amor, la manera cristian de tratar y abordar el cuerpo, tanto el propio como elajeno esta determinado por la conciencia de esta realidad. El cristiano sabe que sólo el Amor es digno del Amor, y que el cuerpo humnao sólo es dignamente tratado cuando se aborda en el Nombre del Amor. Ante el cuerpo del hombre , el cristiano escucha las mismas palabras que escuchó Moises ante la zarza ardiente: El lugar en que estás es tierra sagrada (Ex 3,5)

Esto sólo ocurre en el misterio de amor y de belleza que es el Sacramento del Matrimonio, por eso la Iglesia que quiere como nadie la felicidad, nos educa y aconseja, como buena Madre, y comprende como nadie la condición humana por eso dice en el catecismo " la castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa pro grados marcados por la imperfección y, muy a menudo por el pecado" (2343)
10/07/09 12:23 PM
nati
En la vida del genio Michael Jackson hubo sufrimiento del puro (infantil) y trabajos y amor a los demás (sus canciones, su entrega, el afecto hacia sus fans, su esfuerzo), una mala salud física, mucha gente avariciosa y envidiosa de su dinero, calumnias muy duras que uno reconoció públicamente y otro implícitamente y también buena y mala suerte. Donó mucho dinero que era de él,(ej. cuando se le quemó parte de su pelo) y también cometió errores. Dios lo bendiga a él y a sus hijos
20/12/09 9:01 PM

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