(Kath.net/InfoCatólica) En esta entrevista concedida a Petra Lorleberg, del diario alemán kath.net, el cardenal Müller, antiguo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe habla de la exhortación postsinodal «Querida Amazonia», recientemente publicada. El purpurado resalta que el celibato está profundamente vinculado al sacerdocio, aunque la «lógica mundana» no pueda entenderlo. También resalta que lo propio del cristiano es la gracia y la llamada de Dios, no las «exigencias de derechos», como las de aquellas que piden la ordenación de las mujeres.
El cardenal también aprovecha para indicar que los promotores del llamado Camino Sinodal alemán deben «pedir perdón a la Iglesia universal» y al Papa, por haber colocado sus conclusiones por encima de la doctrina de la Iglesia, en lo que el cardenal denomina un «acto cismático». En efecto, en el Camino Sinodal se han promovido tanto la abolición del celibato como la ordenación diaconal y sacerdotal de mujeres y se manifestó la esperanza de que el Papa aprobase esas novedades en su exhortación postsinodal, cosa que no ha sucedido.
A continuación, ofrecemos la entrevista completa:
- Eminencia, ¿se sorprendió de que en la exhortación postsinodal «Querida Amazonia» no se produjera una apertura con respecto al celibato sacerdotal?
El celibato sacerdotal está profundamente vinculado a la naturaleza del sacerdocio, porque el sacerdote no es un funcionario religioso, sino el representante de Cristo, que es el Esposo de la Iglesia. La tradición especial sobre la ordenación en las Iglesias orientales tiene sus propios motivos. El Vaticano II se basa en la afinidad interna del sacerdocio sacramental y la plena entrega al servicio en el reino de Dios, por medio de la renuncia a la vida matrimonial. Las expresiones «apertura» o «cierre» provienen de una lógica mundana que no puede comprender el signo de la vida célibe para el mundo nuevo creado en Cristo. «El hombre natural no entiende lo que viene del Espíritu de Dios» (1Co 2,14).
- La Comunidad de Mujeres Católicas ha criticado la exhortación del Papa como «un duro golpe para todas las mujeres que han esperado una señal potente de igualdad en la Iglesia Católica». ¿Cómo calificaría esto?
Se trata de una elección de palabras completamente incorrecta, que revela un enfoque teológico erróneo. Nuestra relación con Dios se produce a través de su gracia y su llamada y no por exigencias de derechos. Dios nos llama a todos a ser hijos de Dios y solo llama a los Apóstoles y a sus sucesores a servir a la Iglesia como obispos, sacerdotes y diáconos, a través del sacramento del Orden. El sacerdocio no se confiere para satisfacer exigencias de autoestima. Tampoco la dignidad y la participación en la Iglesia de los hombres bautizados se ve afectada en modo alguno por el hecho de que no son sacerdotes ni diáconos.
- El cardenal Marx anunció un día antes de la publicación de la exhortación del Papa que no se presentaría a la reelección a Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. Ahora bien, la mayoría de los obispos alemanes, junto con el ZdK, habían promovido reformas de gran alcance y apenas habían hecho caso de la clara carta del Papa al respecto dirigida a los católicos alemanes. ¿Ve una conexión entre el anuncio del cardenal Marx y la publicación de la exhortación?
El término «reforma» se usa aquí incorrectamente y se toma como una exigencia. La verdadera reforma consiste en la renovación de la fe, la esperanza y el amor, y por lo tanto, es lo contrario de la secularización de la iglesia. No estoy familiarizado con los motivos por los que el cardenal Marx no se ha presentado al cargo de Presidente y no quiero hacer comentarios sobre el tema.
En cualquier caso, sería mejor que no tuviéramos un presidente eterno como sucedió con el cardenal Lehmann, sino que haya un cambio cada tres años (como en los Estados Unidos).
Espero que ahora se produzca un giro religioso en Alemania. Sobre todo, debe pedirse perdón a la Iglesia universal y al Santo Padre por el acto cismático de poner las propias decisiones de un órgano no autorizado para enseñar por encima de la enseñanza de la Iglesia y, por lo tanto, por encima de la Revelación, como si uno nunca hubiera oído hablar del Concilio Vaticano II (Dei verbum 10).
Incluso teológicamente, el Camino sinodal, tal como está compuesto, no es capaz de lidiar con la situación general del cristianismo en un mundo secular y posmoderno. Uno no debe mirarse a sí mismo, sino a Cristo y hablarles a los hombres modernos sobre el poder transformador y la verdad del Evangelio, dando testimonio de ello con la vida y desde la fe.
- Señor Cardenal, usted mismo ha estado en contacto con los católicos latinoamericanos y la teología de la liberación durante muchos años. ¿Ha establecido el Papa argentino el tono para América Latina? ¿Qué considera particularmente importante y llamativo? ¿Qué efecto podría tener «Querida Amazonia» en América Latina?
Esta carta rebosa de poder profético: se trata de predicar el poder liberador del Evangelio. Así que no debería leerse como un estudio neutral y académico. El Papa Francisco no ofrece conclusiones dramáticas y revolucionarias en «Querida Amazonia». En cambio, el Sucesor de Pedro, como pastor universal del rebaño de Cristo y como la máxima autoridad moral del mundo, invita a todos los católicos y cristianos de otras confesiones, pero también a todas las personas de buena voluntad a comprometerse con el desarrollo positivo de esta región. Esto debería ayudar a los hombres y a los cristianos que viven en ella a experimentar el poder reparador y unificador del Evangelio. Deberíamos trabajar juntos a nivel local y global, solidariamente, para lograr el bien común. El Papa no quiere alimentar los conflictos e intereses particulares de tipo político, étnico o intraeclesial, sino superarlos.
- ¿Qué iniciativas podrían resultar innovadoras para Europa?
Cardenal Müller: «Querida Amazonia» también puede tener un efecto reconciliador en los católicos europeos si así lo quieren. Se pueden combatir los desarrollos peligrosos como la formación de partidos dentro de la iglesia, las fijaciones ideológicas y el peligro del alejamiento interno y de la resistencia abierta. Es importante abordar las preocupaciones del Santo Padre como verdaderos hijos e hijas de la Iglesia, en un espíritu de asentimiento y colaboración.