(Asia News/InfoCatólica) Mons. Barwa asegura que «no se hizo justicia. Siempre hemos esperado y rezado para que se haga justicia, para que los criminales fuesen castigados y para que aquellos que sufrieron pudiesen obtener una recompensa».
El obispo recibió de su predecesor, Mons. Raphael Cheenath, el testigo del heraldo de los cristianos víctimas de las violencias de los radicales hindúes. Las masacres empezaron para castigar a la comunidad cristiana por el asesinato del swami Laxamananda Saraswati, si bien el homicidio fue reivindicado por los maoístas.
El prelado añade:
«Estamos profundamente insatisfechos. Habíamos pedido a los jueces evaluar con la máxima atención los casos evitar lo que después se verificó: la absolución de los imputados. Estamos muy tristes. Presentaremos nuevamente la denuncia para lograr justicia».
La masacre se saldó con 120 muertos, más de cincuenta y cinco mil fieles obligados a escapar; ocho mil casas incendiadas o saqueadas en 415 pueblos; 300 iglesias demolidas; 40 mujeres violadas (entre las cuales está sor Meena Barwa, sobrina del actual arzobispo John Barwa); doce mil niños evacuados y obligados a interrumpir los estudios.
Mons. Barwa asegura que no renunciará a pedir justicia:
«No renunciaré jamás a luchar por mi pueblo, hasta que el último de los cristianos haya obtenido justicia. Rezo y doy gracias a todos aquellos que nos ayudan y que mantienen su atención por nosotros».