(Hoy/InfoCatólica) El prelado dijo que confiaba en que «tarde o temprano» el santuario mariano dependerá eclesiásticamente de la región extremeña y subrayó que los obispos extremeños han hecho «los deberes», y que la decisión última la tiene el Vaticano. «La Patrona de Extremadura no tiene por qué estar fuera de la provincia eclesiástica», sentenció.
«Desde mi postura de arzobispo lo que voy a hacer es facilitarlo para que se realice porque creo que es de sentido común esta realidad», indicó, al tiempo que agregó que «habría que procurar que se le diese una solución».
A la archidiócesis toledana pertenecen, además de Guadalupe, una treintena de municipios tanto de la provincia cacereña como de la pacense, entre ellos los arciprestazgos de Herrera del Duque y Puebla de Alcocer, con ocho y 12 parroquias, respectivamente. Sobre si estas localidades, además de La Puebla, pasarían a una diócesis extremeña, Mons. Cerro dijo que «es lo que se está estudiando».
«Si realmente entran en eso los 30 pueblos que hay, la solución será más delicada», reconoció, mientras que, añadió, que si es solo Guadalupe con el monasterio, será «más sencilla».
El arzobispo resaltó que cuando fue ordenado obispo y se entrevistó en Roma con el anterior Papa, Benedicto XVI, ya hablaron de este tema. «Por allí hay un santuario de la virgen de Guadalupe que tiene sus dificultades», confesó que le transmitió el pontífice. «Quiero decir con esto que, aunque la Iglesia es muy amplia y muy universal, también cuida de sus hijos y está pendiente».
Santuario mariano
El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe es un monasterio situado en la localidad española de Guadalupe, en la provincia de Cáceres. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico.
Antes de la ampliación monástica, el santuario se mantuvo como priorato secular durante cuarenta y ocho años en los reinados de Alfonso XI de Castilla y Enrique II de Castilla, bajo patronato real y señorío civil. En 1389 pasó a ser monasterio, según una real provisión expedida por Juan I de Castilla. Sus nuevos moradores fueron los monjes de la Orden Jerónima, una comunidad de 32 miembros procedentes de San Bartolomé de Lupiana. En 1835 tuvo lugar la exclaustración, quedando la iglesia para uso de parroquia dependiente de Toledo. Años después se declaró al conjunto Monumento Nacional (1879). Alfonso XIII consignó una Real Orden para la entrega del santuario a los frailes franciscanos, con lo que comenzó una nueva etapa. Pío XII, en 1955, encumbró el santuario a la condición de basílica.
En su interior se custodia la imagen de la Virgen de Guadalupe, Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad.