(Valeurs Actuelles/InfoCatólica) Con motivo de la publicación del libro, «Desde lo más profundo de nuestros corazones», escrito por el Papa emérito Benedicto XVI (ahora en condición de colaborador) y del Cardenal Sarah, la revista Valeurs Actuelles pidió su parecer a Mons. Rey, obispo de Frejus-Toulon, que le dio la vuelta a una decadente diócesis que está viviendo un aumento considerable de seminaristas.
El obispo de Frejus-Toulon apoya con firmeza el punto de vista sobre el celibato de los sacerdotes que contiene el libro, y que está en el fondo de la polémica, buscada por muchos que aborrecen el celibato sacerdotal.
¿Por qué el Papa emérito Benedicto XVI de repente abandona silencio?
Mientras deja espacio a su sucesor en el trono de San Pedro, se expresa con cierta libertad sin adoptar una postura crítica hacia su sucesor. Esto, además, no le ha impedido hablar sobre asuntos importantes de la Iglesia.
¿Cuáles serían las consecuencias para usted, para la Iglesia, si se cuestionara el celibato de los sacerdotes?
Creo que hay una necesidad real de un recordatorio de lo básico. El Papa emérito se basa en la tradición de la Iglesia. Hay una diferencia entre «la ley del sacerdocio» y «la elección del sacerdocio». El sacerdote abraza esta elección para darse completamente a Dios y a los necesitados. Quiere recordar una disciplina en la Iglesia Católica que es una exigencia pero también una oportunidad que lleva a la entrega total de uno mismo para el servicio de los demás. Sin esto, los valores de la Iglesia Católica serán cuestionados. El propio Papa Francisco dice, retomando una cita del Papa Pablo VI: «Prefiero dar mi vida antes que cambiar la ley del celibato».
¿No sería esta una oportunidad para que la Iglesia tenga los muchos sacerdotes que tanto necesita?
El problema no es el número sino la calidad de las personas: los sacerdotes formados deben estar a la altura de su sacerdocio. No se puede ordenar a cualquiera. Los sacerdotes son discípulos e imitadores de Cristo, y el celibato es una parte ineludible del sacerdocio. La vida sacerdotal no tendría todo su significado si la cuestionáramos. Además, muchos jóvenes seminaristas se sienten atraídos por esta radicalidad de la santidad.
¿Qué dificultades enfrentamos cuando somos sacerdotes hoy?
Es una vocación muy exigente, pero también es muy atractiva para quienes se comprometen con ella. Podemos compararlo simplemente con el matrimonio, donde un hombre y una mujer se entregan totalmente el uno al otro. La relación que el sacerdote mantiene es una relación trascendente y al mismo tiempo muy encarnada. Por eso es un compromiso que requiere una estabilidad real. En la vida consagrada, además, debemos ser capaces de asegurar y asumir las condiciones de vida del sacerdote (vida fraterna, por ejemplo) y asegurarnos de que esté en las mejores condiciones posibles para cumplir mejor su misión y seguir a Cristo, que es la base de toda su vida, con raíces sólidas. Se hace un discernimiento de antemano sobre un joven seminarista para ver si realmente es capaz de seguir esta vocación.