(ZENIT) Los recién nacidos prematuros o muy prematuros presentan objetivos problemas médicos y éticos en relación a en qué medida y circunstancia conviene o no retirarles los medios de soporte vital. Sobre lo que opinan las personas en general sobre ello, se acaba de publicar un amplio trabajo en el British Medical Jornal, en el que se recoge la opinión de 130 encuestados. Es la primera vez que se realiza un estudio similar.
La gran mayoría (94%) están de acuerdo en que no merece la pena prolongar la vida de estos niños, cuando sus condiciones de salud están por debajo de un nivel crítico. También, la decisión de retirar los medios de soporte vital se asoció positivamente con la necesidad de administrar adecuadamente los recursos sanitarios, con el nivel de relación emocional que los niños puedan tener y con su capacidad mental. Sin embargo, más del 50% de los participantes en la encuesta creen que se puede optar por mantener las medidas de soporte vital.
Los autores concluyen que, en relación con el cuidado médico que a estos niños hay que dar, en los casos más graves la mayoría de la gente está de acuerdo que a los niños con problemas de discapacidad más severos no merece la pena prolongarles la vida, encontrando un amplio consenso acerca de poder suprimir las medidas de soporte vital, aunque existen dudas si para ello se necesita o no el consentimiento de los padres.
En nuestra opinión, los puntos de vista expuestos en este artículo deberían ser matizados, especialmente en función de la situación clínica de los niños, pues de ella dependerá si las medidas terapéuticas que se adopten puedan o no rallar en la obstinación terapéutica o si se priva a estos niños de un tratamiento médico adecuado, se estará actuando en contra del correcto quehacer médico.
También aprovechan los autores para extender su juicio bioético a casos reales acaecidos en el reino Unido, como los de Charlie Gard o Alfie Evans, sobre los cuales nosotros hicimos en su momento un amplio informe bioético.