(Asia News) En su discurso de agradecimiento, el jefe de la delegación de la Iglesia ucraniana, el metropolitano Makarios de Lviv, recordó que por siglos la Iglesia ortodoxa de su país esperaba la concesión de la propia autocefalia, obtenida finalmente el 6 de enero de 2019, gracias al coraje del patriarca ecuménico Bartolomé.
Fue un año muy difícil, declaró el metropolitano Makarios, durante el cual hemos sufrido ofensas y sentimos decir que fuimos súcubos de Constantinopla. Al contrario subrayó el metropolitano «aquellos que nos dirigieron estas acusaciones son aquellos realmente súcubos de los varios poderes políticos». Luego recordó a quien los acusaba de no estar canónicamente ordenados, que justamente el difunto metropolitano Vladimir (ligado a Moscú) siempre los recibió con dones y jamás habló de ordenaciones no canónicas, pero los invitaba a estar sujetos sujetos a la voluntad política de otros y de no poder servir al pueblo ucraniano, según la tradición Constantinopolitana. Al final agradeció al patriarca ecuménico Bartolomé por haber liberado a la Iglesia ucraniana.
En su intervención, Bartolomé subrayó que la Iglesia madre de Constantinopla siempre ejercitó su diaconía con afecto materno, como Iglesia madre y no somo Iglesia madrastra, con el único fin de contribuir a la solución de cuestiones gestionales de las Iglesia ortodoxas, que no podían vivir en libertad, como también recordó el representante de la Iglesia ucraniana. En su historia milenaria, agregó Bartolomé, la sede de Constantinopla buscó, teniendo como brújula sus deberes sancionados por los sagrados cánones, de reforzar el Cuerpo d Cristo, su Iglesia, sin jamás menoscabar su naturaleza teándrica.
Al contrario, subrayó Bartolomé, algunos obran para transformar la Iglesia de Cristo en una institución secularizada, motivo por el cual afrontan varias cuestiones con criterios privados de fundamentos teológicos y consideraciones eclesiológicas. El patriarca ecuménico al final alabó al patriarca de Alejandría, Teodoro por haber reconocido la autocefalia ucraniana, pero al mismo tiempo poco feliz la propuesta del patriarca de Jerusalén Teófilo, el cual invitó a los primados de las Iglesias ortodoxas en Amán de Jordania, para restablecer la unidad sacramental entre los ortodoxos. Bartolomé lo invitó a dirigir este menaje a quien interrumpió unilateralmente la unidad sacramental con las otras Iglesias, o sea a Moscú.