(Gaudium Press) Muchos adelantos de la ciencia y la técnica tienen su origen en el dedicado trabajo de los monjes, particularmente durante la Edad Media. Sin embargo, el notable aporte de los religiosos continúa en la actualidad con ejemplos como el del Hermano Adán (en el mundo Karl Kehrle) de la Abadía Benedictina de Buckfast, Inglaterra. Este religioso consiguió uno de los aportes más notables a la apicultura moderna en la primera mitad del siglo XX, salvando la producción en Inglaterra y logrando un híbrido que sigue siendo uno de los tipos de abeja más usado alrededor del mundo.
La relación del hermano Adán con las abejas surgió a través de la obediencia y fue la obediencia la que marcó su final. En 1915, el religioso fue nombrado ayudante del encargado de los apiarios del convento, el Fraile Columbano, por su avanzada edad, cuando una enfermedad ponía en grave riesgo la subsistencia de las abejas locales. La acariosis, originada en la Isla de Wight, llegó a Reino Unido, y el inspector de apicultura que visitó el monasterio determinó que la totalidad de las abejas habrían fallecido para la siguiente primavera.
Con la tarea de preservar una de las actividades que sostienen el monasterio, el religioso inicia una investigación sobre subespecies extranjeras resistentes a la plaga de ácaros. En 1917 logra un primer cruzamiento con la abeja parda ligustica empleando un zángano de abeja británica, ya que la totalidad de las abejas nativas desapareció por la enfermedad. Esta es la primera abeja Buckfast, un híbrido que sería posteriormente enriquecido con otros cruces, en un proceso de décadas en los que el monje visitó numerosos países.
Ya a cargo por completo del apiario, el Hno Adán identificó mejoras a las colmenas y en la disposición de los colmenares para mejorar la producción y estableció una estación de fecundación que aún funciona. Las notables mejoras realizadas sobre la abeja Buckfast y sus características de producción, reproducción y manejo la convierten en la opción elegida por numerosos productores y le merecen al religioso notables reconocimientos entre los que se incluyen el título de Oficial de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, el Bundesverdienstkreuz en la República Federal de Alemania y varios doctorados honoríficos.
La historia del Hno. Adán tiene sin embargo un final lejano de los honores y reconocimientos. En 1992 se le ordena dejar su labor al frente del apiario y el nombramiento de un asistente técnico del mismo. La producción de miel cae notablemente y en 1993 el religioso comienza en obediencia la última etapa de su vida en el monasterio de forma discreta mientras el apiario es encargado a un monje mayor sin experiencia. En 1995 el religioso es enviado por su avanzada edad a un asilo muy cercano al monasterio donde continúa separado de su labor apícola y fallece finalmente a la edad de 98 años el 01 de septiembre de 1996, siendo el religioso de mayor edad de la Orden Benedictina.
Con información de uCatholic.