(AbcSevilla) La Archidiócesis hispalente ha querido poner el dedo en la llaga en una serie de costumbres que se están extendiendo durante las bodas y por las que existe «malestar de muchos sacerdotes y fieles» y del propio Consejo Episcopal.
En la carta, fechada el pasado 8 de noviembre, la Vicaría expone que «el matrimonio cristiano exige una celebración litúrgica que exprese de manera social y comunitaria la naturaleza eclesial y sacramental del pacto conyugal entre bautizados». Por ello, manifiesta que «actualmente, estamos observando que algunas celebraciones del matrimonio cristiano están muy alejadas de la celebración litúrgica que propone la Iglesia católica».
Teodoro León llama la atención a los sacerdotes de la costumbre cada vez más frecuente que se da entre las parejas de encomendarse a «empresas que les prometen crear una boda de ensueño, adornando el templo de forma inapropiada». Asimismo, «se elige una música profana para acompañar la celebración, ausente del carácter religioso, y el celebrante improvisa textos muy alejados del Ritual del Matrimonio o del Misal Romano».
En este sentido, el vicario explica que también está siendo habitual que, «durante la celebración litúrgica, o después, uno de los contrayentes sorprenda al otro y a los demás invitados con una canción profana». «Además -insiste-, comienzan a proliferar intervenciones de familiares y amigos en el ambón, recitando poesías o discursos llenos de tópicos improcedentes, multiplicándose los aplausos y convirtiendo la celebración sacramental en un espectáculo de escaso gusto».
Por todo ello, el vicario general de la Archidiócesis de Sevilla insta a los sacerdotes a que expliquen «con claridad» a los novios «cómo deben vivir la celebración litúrgica y muestren su negativa antes de que puedan ocurrir los referidos hechos».
Gastos «escandalosos»
No es la primera vez que la Iglesia de Sevilla advierte de las malas costumbres en la celebración de los sacramentos en estos últimos años. El propio arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, expresó su contrariedad por «el boato y pomposidad» con la que se celebran las comuniones. «A veces los gastos son escandalosos y desvían al niño de lo que tiene que ser su interés fundamental: su primer encuentro con Jesús», indicó el prelado.