(Abc/InfoCatólica) La participación ha superado el 60%, siendo la segunda más alta tras la llegada de la democracia a Polonia, sometida las décadas previas a la dictadura comunista apadrinada por la extinta URRS.
El PiS ha logra mejorar resultados con respecto a hace cuatro años, cuando obtuvo el 37,6% de los votos y 235 escaños.
A falta de conocer los resultados definitivos, los primeros datos a pie de urna le concedían un 43,6% de los votos, frente al 27,4% que obtendría el segundo partido más votado, la alianza liberal de centro-derecha Coalición Cívica (KO) de Donald Tusk.
Muy por detrás quedaron la coalición de izquierdas con el 11,9% de los apoyos y el Partido Campesino (PSL) con un 9,6%.
Llevados esos datos a escaños, el PiS obtendría 239 de los 460 que en total tiene el Sejm (parlamento polaco), lo que supone la mayoría absoluta.
Jaroslaw Kaczynski, verdadero alma mater de PiS y defensor de los valores tradicionales de Polonia declaró al conocerse esos primeros datos: «Tenemos razones para estar felices. A pesar del poderoso frente en nuestra contra hemos logrado ganar, pero merecemos todavía más».
La polarización de la campaña electoral, en torno a temas como la agenda LGTBI y la asignatura de Religión en los colegios, parece haber movilizado a los votantes.
Kaczynski calificó la reciente declaración sobre los derechos LGBTI del alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, como «un ataque contra las familias y los niños polacos» y un intento de «sexualización temprana de los niños», apoyando a la Conferencia Episcopal, que difunde un formulario con el que las familias hacen constar su protesta ante las autoridades educativas.
La participación fue particularmente alta en la región alrededor de Varsovia, el Voivodato de Mazovia y en el sur del país, alcanzando un promedio del 61,1%, casi un 7% más que en las elecciones de 2015, y ese aumento ha soportado al PiS como partido más votado.