(Efe/InfoCatólica) La vigilia de oración se organizó ante la inminencia de la sentencia del juicio del «procés» y a la misma asistieron, entre otros, el presidente de la Generalidad de Cataluña, Quim Torra; el expresidente catalán Jordi Pujol, acompañado de su mujer Marta Ferrusola; y el ex presidente del Parlamento catalán, Joan Rigol.
En la plegaria, que hicieron llegar todos los presos independentistas que están a la espera de la sentencia del Tribunal Supremo, subrayaban que sufren un «cautiverio cruel» que está a punto de llegar a los dos años y aseguraban tener en sus celdas una imagen de la «Moreneta», que les transmite «fuerza, determinación y firmeza para defender la causa de la libertad que es la causa de Cataluña».
Aseguraban que «los débiles se refugian en la arrogancia» y pidieron rezar porque «al otro lado de la mesa haya alguien que defienda su causa con suficiente firmeza como para no temer el escrutinio de las urnas, de la democracia».
Los presos golpistas y secesionistas se mantienen «firmes y serenos», a pesar de su sufrimiento y el de sus familiares, y afirman: «No permitiremos que ni una chispa de odio o rencor colonice nuestros corazones y almas».
La lectura de este texto, a cargo de familiares de los encarcelados, finalizó con aplausos y dio paso a otro mensaje enviado por los dirigentes secesionistas que huyeron de la justicia española largándose al extranjero tras el 1-O.
En ese mensaje afirmaban que la tradición evangélica advierte que no se debe permitir que el sufrimiento sea fuente «de resentimiento o rencor» y que «la ira o rabia legitimas e inevitables no se pueden convertir en la puerta de ningún tipo de voluntad de venganza».
Sin embargo, también señalaban los golpistas en el extranjero que «el combate contra la injusticia no es solo un derecho, es un deber» y aseguran que la «ética evangélica es solidaridad con las víctimas y combate» de las causas que provocan su dolor.
«Hemos de combatir el autoritarismo y la represión igual que las generaciones que nos precedieron lo hicieron durante el franquismo», decían los secesionistas auto-exiliados, que pedían «perseverar y asumir los sacrificios necesarios».
Finalizaba el texto, al igual que el anterior, asegurando que su lucha será siempre «pacífica y sin violencia» y también fue acogido con aplausos.
El presidente de la Generalidad, por su parte, leyó un fragmento de una carta de Dietrich Bonhoeffer (1906-1945), un pastor protestante y líder religioso alemán que participó en la resistencia contra el nazismo y, tras ser encarcelado, fue ahorcado, acusado de participar en un complot para asesinar a Adolf Hitler.
En el texto que ha leído Torra, el religioso pedía a Dios fuerza y ayuda para afrontar su miedo y preservar su fe.