(VATICAN NEWS) «Elevamos al Señor oraciones para que sea acogido en la casa del Padre; pedimos por la conversión de sus asesinos y rechazamos toda forma de violencia que atente contra la vida y la dignidad de las personas». Son palabras de Monseñor Oscar Urbina Ortega, obispo de Villavicencio, en un comunicado de prensa de la arquidiócesis tras la muerte del presbítero Jhony Ramos, párroco de la parroquia Jesús de la Misericordia del barrio Comuneros de esta ciudad, acaecida el pasado 2 de octubre.
A través del comunicado, Monseñor Urbina Ortega, envía las condolencias «a su familia y su comunidad parroquial para que el Señor les dé consuelo y fortaleza» asegurando al mismo tiempo el acompañamiento con la «oración y compañía a quienes se entristecen por la pérdida de este sacerdote».
El hallazgo del cuerpo
El Padre Ramos, de 53 años, fue encontrado sin vida atado de pies y manos en la casa parroquial. Según una primera reconstrucción de la policía, el sacerdote podría haber sido asesinado durante un robo, dado que estaba organizando una lotería parroquial. «Los primeros signos muestran que el sacerdote fue sofocado y golpeado en la cabeza con un instrumento contundente, esperamos obtener más información sobre los resultados de la autopsia», comentó a la prensa un funcionario de la policía a cargo de la investigación. El Padre Jhony es el segundo sacerdote colombiano asesinado en este 2019. Estaba muy comprometido en el servicio a los pobres. A pesar de que guiaba la parroquia desde hacía solo 4 meses, era muy popular entre todos los fieles.
El difícil contexto del Cauca
El Cauca ha sido disputado entre el ejército, los paramilitares y la guerrilla de las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (Farc). En lugar de la guerrilla, desmovilizada, hoy las viejas y nuevas bandas armadas están tratando de «recuperarla». Está en juego el control de los campos de coca, o mejor, de la tierra que a los grupos armados les gustaría convertir en plantaciones de drogas, dado el clima favorable.
El compromiso de la Iglesia por la paz
La Iglesia siempre ha sido protagonista al solicitar la presencia del Estado y el desarrollo en esta área. Después de los violentos enfrentamientos del 3 de abril en el Cauca, donde murió un manifestante y otros 6 resultaron gravemente heridos, el alcalde de Pasto, Pedro Vicente Obando, había pedido reunirse con el obispo Oscar Urbina, presidente de la Conferencia Episcopal para solicitar formalmente la mediación de la Iglesia Católica para tratar de promover el diálogo entre las comunidades indígenas del Cauca y el presidente Duque. El 15 de marzo, la Iglesia católica, a través del obispo de Popayán y los vicarios apostólicos de Guapi y Tierradentro, las jurisdicciones eclesiásticas que comprenden el territorio del Cauca, habían insistido en la solicitud de «avanzar en la construcción de un pueblo reconciliado y pacífico».