(InfoCatólica) Mons. Azcona empieza así su artículo sin concesiones a la galería:
Entre los silencios del Instrumento de trabajo (IT) del Sínodo se encuentra la eliminación del concepto, la realidad del pecado en los indígenas con consecuencias irreparables para la fe cristiana, la Iglesia, los sacramentos y la evangelización.
Y añade:
«El reduccionismo del pensamiento único que caracteriza el IT alcanza aquí extremos insustentables. El indígena amazónico es, según el IT, el hombre en su pureza original, nacido en la selva y capaz de desarrollar su inocencia primitiva de un modo perfecto, el hombre llamado por el destino para salvar a la humanidad, el hombre en el paraíso, el hombre prelapsario, el hombre nuevo, el superhombre (Übermensch)».
Ante lo cual, sentencia:
«El IT niega de hecho la existencia del pecado original y de sus consecuencias en la historia, en las sociedades, en todas las culturas y naciones, según enseña repetidas veces el Catecismo de la Iglesia Católica y todo el magisterio postconciliar».
Tras recordar la enseñanza bíblica y tradicional sobre el pecado original, el prelado español advierte que:
«... también entre los indígenas no son excepción los adúlteros, los violentos, los borrachos, indígenas sin misericordia, envidiosos, infanticidas, suicidas, crueles, etnias belicosas que históricamente eliminaron otras etnias y naciones indígenas, varios tipos de familia indígena completamente ajenos al plan de Dios sobre la pareja humana y la estructura familiar».
El obispo lanza a continuación una andanada de preguntas:
¿Por qué el IT ignora y no aplica a los indígenas amazónicos la palabra apostólica de la carta a los Romanos: Todos pecaron y todos necesitan de la gloria de Dios? (3, 23). ¿O también olvida a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios vivo que dice: aquellos que tienen salud no necesitan médico pero sí los enfermos; Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores? (Mt 9, 12-13).
¿Dónde está la misericordia y la compasión de Jesús, el amigo de los pecadores que se demuestra en la predicación del ‘Arrepentíos y creed, porque el Reino de Dios llegó’ (Mc1, 15) completamente olvidado por parte del IT o de teologías tipo de la así llamada Teología indígena?
¿Y cómo hablar de libertad, reconocer y servir a la dignidad de los pueblos indígenas, si también a ellos no se les proclama con alegría que son justificados, salvados gratuitamente por la gracia (y con ellos sus culturas y naciones) por medio de la Redención realizada en Cristo Jesús (Romanos 3, 24), si ellos lo desean?
Mons. Azcona concluye su artículo apelando al poder de la gracia de Dios:
Tengamos el coraje de entrar de una vez en la ola omnipotente de la Gracia que Dios prepara para la Amazonía y para toda la humanidad.