(CNA/InfoCatólica) La propuesta fue rechazada en una reunión de agosto de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Alemana, durante la cual se decidió seguir adelante con con los planes para la puesta en marcha de una Asamblea sinodal bajo el liderazgo conjunto del cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal, y del presidente del Comité central de católicos alemanes (ZdK).
Según la propuesta originaria del cardenal Marx de Munich, la Asamblea sinodal estará compuesta por obispos, sacerdotes y religiosos, así como también por laicos con voz y voto. También promueve una serie de foros sinodales para discutir y desarrollar respuestas a cuestiones eclesiásticas apremiantes.
A diferencia del plan de Marx, la propuesta alternativa se redactó específicamente para incluir las instrucciones de la carta del Papa Francisco a los fieles alemanes, que establecía prioridades claras para un proceso sinodal auténtico.
El borrador del plan fue presentado a la Comisión Permamente de la Conferencia Episcopal Alemana en su reunión del 19 de agosto. Fue propuesta conjuntamente por el cardenal Rainer Woelki de Colonia y el obispo Rudolf Voderholzer de Regensburg.
CNA ha sabido por algunos de los presentes en la reunión que la propuesta fue rechazada por 21 votos en contra, 3 votos a favor y 3 abstenciones.
El documento rechazado proponía «una renovación espiritual integral y exhaustiva consistente con la Iglesia universal y con la fe en el sentido de la 'Prioridad de Evangelización' solicitada por el Papa Francisco», quien advirtió a los alemanes contra un enfoque sinodal centrado en consideraciones burocráticas y estructurales sin estar animado por la misión esencial de la Iglesia de difundir la fe.
Aunque el texto admitía muchas de las propuestas estructurales del plan de Marx, incluida la participación del ZdK, el plan Woelki-Voderholzer colocó el llamado del Papa a la comunión con la Iglesia universal y la primacía de la evangelización en el centro de las deliberaciones sinodales.
Ambos planes admitía la incorporación de grupos laicos, incluido el ZdK, así como representantes de las órdenes religiosas y el clero diocesano. Pero a diferencia del plan de Marx, que incorporó a todos los obispos del país en la Asamblea sinodal, en la serían una minoría del total, el plan Woelki-Voderholzer tenía como intención subrayar que la Conferencia Episcopal seguía siendo un órgano independiente y con autoridad sobre la asamblea sinodal.
En su carta de junio, el Papa Francisco advirtió contra una versión de la sinodalidad que solo proceda «desde abajo hacia arriba»:
En la reciente asamblea plenaria de los Obispos italianos tuve la oportunidad de reiterar esta realidad central para la vida de la Iglesia aportando la doble perspectiva que la misma opera: «sinodalidad desde abajo hacia arriba, o sea el deber de cuidar la existencia y el buen funcionamiento de la Diócesis: los consejos, las parroquias, la participación de los laicos... (cfr CIC 469-494), comenzando por la diócesis, pues no se puede hacer un gran sínodo sin ir a la base…; y después la sinodalidad desde arriba hacia abajo» que permite vivir de manera específica y singular la dimensión Colegial del ministerio episcopal y del ser eclesial. Sólo así podemos alcanzar y tomar decisiones en cuestiones esenciales para la fe y la vida de la Iglesia.
A diferencia del plan de Marx, la propuesta de Woelki-Voderholzer también reclamaba que observadores de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización asistieran a las sesiones sinodales, y habrían previsto que la Plenaria de la Conferencia Episcopal Alemana considerara cada resolución sinodal, enmendando y votando sobre ellas según fuera necesario, antes de enviar cada resolución a Roma para su «revisión y reconocimiento oficial».
Precisamente el Papa también advirtió a los católicos alemanes que no podían ir por su cuenta y que debían sujetarse al Sensus Ecclesiae :
Este proceso, especialmente en estos tiempos de fuerte tendencia a la fragmentación y polarización, reclama desarrollar y velar para que el Sensus Ecclesiae también viva en cada decisión que tomemos y nutra todos los niveles. Se trata de vivir y de sentir con la Iglesia y en la Iglesia, lo cual, en no pocas situaciones, también nos llevará a sufrir en la Iglesia y con la Iglesia. La Iglesia Universal vive en y de las Iglesias particulares, así como las Iglesias particulares viven y florecen en y de la Iglesia Universal, y si se encuentran separadas del entero cuerpo eclesial, se debilitan, marchitan y mueren. De ahí la necesidad de mantener siempre viva y efectiva la comunión con todo el cuerpo de la Iglesia, que nos ayuda a superar la ansiedad que nos encierra en nosotros mismos y en nuestras particularidades a fin de poder mirar a los ojos, escuchar o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino.