(ACI Prensa) Tras un enfrentamiento entre la policía y un atacante en Filadelfia (Estados Unidos) el 14 de agosto, en el que 6 oficiales fueron baleados, el Arzobispo local clamó por soluciones a las causas profundas de la violencia.
«El terror que se vivió el 14 de agosto sirve como un claro recordatorio no solo de la fragilidad de la vida sino también del peligro claro y presente que representan las drogas ilegales y las armas de fuego obtenidas ilegalmente en nuestra comunidad», dijo el Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput, en un comunicado publicado el jueves 15 de agosto.
«Además de nuestras oraciones, trabajemos juntos hacia soluciones sensatas que aborden las causas profundas de la violencia continua y busquemos elevar a quienes luchan contra las adicciones», pidió el Prelado.
Según NBC News, el miércoles 14 la policía intentaba presentar una orden de arresto en una casa en el norte de Filadelfia cuando el sospechoso, que tenía arrestos previos por infracciones, abrió fuego contra los oficiales.
Horas después, poco después de la medianoche del jueves, el sospechoso se rindió y fue detenido. Todos los oficiales que habían recibido un disparo fueron dados de alta del hospital el miércoles por la noche, incluido un oficial y un padre que sufrieron una herida en la cabeza, informó NBC.
«Todos deberíamos estar agradecidos por el sacrificio diario de nuestra comunidad para la aplicación de la ley, así como por la perseverancia y la profesionalidad de aquellos que trabajaron para poner fin al enfrentamiento de ayer sin pérdida de vidas o más violencia», señaló Mons. Chaput.
El enfrentamiento se produjo menos de 2 semanas después de los tiroteos masivos que dejaron 31 personas muertas en un bar de El Paso Walmart y Dayton, en el estado de Ohio, el fin de semana del 3 al 4 de agosto.
«Al reflexionar sobre los actos violentos en nuestro país hace poco tiempo, comenté que pronto estaríamos en una nueva crisis, y se desarrolló aquí mismo en nuestra ciudad», dijo Mons. Chaput.
Finalmente, pidió orar «para que Dios ayude a la pronta recuperación de los oficiales heridos, que guíe la mano de los profesionales médicos que los tratan y que derrame su gracia reconfortante sobre todos aquellos que sufren cargas de miedo y dolor».
«Resolvamos cada día tratar a nuestros hermanos y hermanas con dignidad, caridad y respeto. Que todos aceptemos lo que es bueno para que la luz de Cristo prevalezca en un mundo donde el mal a menudo levanta su cabeza», concluyó.