(AsiaNews) «Los cristianos de todo el mundo deberían rogar por Cachemira»: es el pedido de Mons. Joseph D’Souza, líder cristiano protestante y obispo primado de la Good Shepherd Church of India, en una carta que pretende ser un llamamiento y que publicamos a continuación. Él es uno de los pocos exponentes de la Iglesia india que ha intervenido sobre las tensiones en Cachemira, detonadas el 5 de agosto pasado luego de que el gobierno de Delhi decidiera revocar el Art. 370 de la Constitución, que garantiza una semi-autonomía en el Estado de Jammu y Cachemira, territorio sobre el cual Pakistán reclama la soberanía hace más de 70 años. El reverendo afirma que los cristianos «debieran rezar a Jesús, el Príncipe de la paz, para que la paz reine en nuestros países».
A través del Art.370 (aprobado en 1949) se concedió un estatus especial al Estado indio cuya población es mayoritariamente musulmana. Esto permitía la aprobación de leyes propias, llevar una bandera distinta del resto de la Unión y una Constitución autónoma; otros ámbitos, como Defensa, Relaciones exteriores y comunicaciones, siempre siguieron siendo prerrogativas del gobierno central. El Art.35A (que complementa el 370) acordaba otros privilegios especiales a los residentes, garantizando derechos exclusivos sobre las tierras.
Según Delhi, que había incluido la abolición del estatus especial en la campaña electoral de este año, a raíz del Art. 370, nunca se pudo lograr una plena integración de la población musulmana de la región. Para aquellos que critican al premier Narendra Modi, con esto se pretende modificar la composición demográfica del territorio. Para los residentes, la jugada política tiene como único objetivo expropiar sus tierras, permitiendo que éstas sean compradas por otros ciudadanos. El Rev. D’Souza, por su parte, considera que «la decisión ha exacerbado las relaciones -ya de por sí tensas- entre la India y Pakistán, y ha empujado al primer ministro pakistaní a amenazar con plantear el caso a nivel global».
En tanto, hoy, por primera vez desde 1965, se reúne el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para abordar justamente la cuestión Cachemira. Se convocó a la Asamblea a pedido del gobierno de Islamabad, con el apoyo de China, un país con el cual el premier Khan tiene enormes intereses comerciales, por las infraestructuras de la Nueva Ruta de la Seda. A continuación, el llamamiento de Mons. D’Souza (traducción de AsiaNews).
Los cristianos de todo el mundo deberían rezar por Cachemira, mientras las tensiones en la región han mostrado una escalada a partir del 5 de agosto, cuando la India retiró el «estatus especial» de larga data, quedando el Cachemira indio bajo el control del gobierno central.
La decisión ha deteriorado las relaciones -ya de por sí, tensas- entre la India y Pakistán, y ha empujado al primer ministro pakistaní a amenazar con plantear la cuestión a nivel global. Él provocó una alarmante escalada al afirmar que «Pakistán considerará todas las opciones».
Pido a los indios, a los pakistaníes y a todos los cristianos una pequeña tarea que trasciende la complejidad de la cuestión y la rivalidad que existe desde hace tiempo entre nuestros dos países, debido a ella. Los cristianos debieran rezar a Jesús -«el Príncipe de la Paz»- para que la paz reine en nuestros países y en nuestra región, como afirma Jeremías (29:7) «Dios nos llama a ´buscar la paz y la prosperidad para nuestros países». El profeta prosigue: «Rueguen al Señor por ella; porque del bien de ella depende vuestro bien».
Los invito a hacerlo con intensidad. Desde que en 1947 se hizo la partición del subcontinente indio y se produjo la independencia del Imperio británico, la India y Pakistán han combatido 3 guerras por la región de Cachemira. Cientos de miles de civiles y militares murieron a ambos lados de la frontera durante los conflictos armados y los episodios de violencia entre las comunidades. Lo último que necesita la región es otra guerra, sobre todo, siendo que ambas naciones poseen armas nucleares.
En los últimos años, todo esto se complicó por el terrorismo transfronterizo. Hasta el primer ministro de Pakistán ha admitido recientemente que hay cerca de 30.000 o 40.000 terroristas operando en territorio pakistaní.
En poco más de 25 años, más de 45.000 personas de Jammu y Cachemira murieron en enfrentamientos transfronterizos entre los 2 países y en atentados terroristas originados en Pakistán. Cuando la India alude a cuestiones de seguridad nacional al referirse a sus decisiones sobre Cachemira, no es sin motivo.
Sin embargo, hace mucho tiempo que el status quo de Cachemira se había vuelto insostenible, y, quizás, por una acción de la Divina Providencia, esta interrupción podría traducirse en una solución factible, si el gobierno indio y el pueblo indio logran acoger a los habitantes de Cachemira como conciudadanos de la India. De cualquier manera, esto requeriría de un milagro divino, milagro totalmente improbable si el pueblo de Dios no reza.
Y mientras ellos ruegan por una resolución pacífica y permanente de este conflicto, tan difícil de manejar, debieran tener en mente que la cuestión de la seguridad sigue siendo tensa, ya que aún rige el toque de queda, han surgido nuevos reclamos por el derecho a la ciudadanía de algunas personas que viven en Cachemira, y sobre el modo en que la plana de líderes de la nación y la magistratura pueden ponerse de acuerdo y trabajar, con las implicaciones de la decisión tomada por el gobierno. Además, ellos deben rezar por los cristianos, los hindúes, los musulmanes y por todos aquellos cuya libertad religiosa se encuentra comprometida en estos conflictos políticos. En síntesis, los cristianos deben rezar para que nadie se haga portador del odio, bajo ninguna forma, reconociendo siempre la intrínseca dignidad de todo ser humano y su libertad de conciencia, dada por Dios.
Como líder cristiano, y en nombre del All-India Christian Council, estoy agradecido por la generosidad que han mostrado nuestros amigos cristianos de todo el mundo, que encomiendan nuestra fuerte -pero también delicada- región en las manos de Dios Omnipotente.
Como abogado del apóstol San Pablo, espero que podamos tener el privilegio de «llevar una vida pacífica y en calma, devota y digna de todo respeto».