(Asia News) La materia se cursará de manera optativa en los institutos que enseñan mandarín y tamil. Quienes criticaron la medida habían acusado al Ejecutivo de querer «islamizar» la instrucción, alegando que esto no ayudaría a que los alumnos mejoren sus habilidades lingüísticas.
Tras semanas de polémicas, ayer, el Ministerio de Educación de Kuala Lumpur anunció el cambio de rumbo. El Ministro Maszlee Malk aclaró que la materia no contempla «ningún tipo de examen ni pruebas, y tampoco habrá calificaciones», manifestando la esperanza de que la cuestión deje de ser «tergiversada» para confundir a la opinión pública.
El khat es una forma caligráfica del jawi, una escritura árabe que en el pasado se utilizaba normalmente el caso del malayo (el idioma nacional). En Malasia, una nación multiétnica, hay escuelas públicas que enseñan inglés y malayo, mientras que otras utilizan el tamil o el mandarín. Esto permite que los niños de los tres grupos étnicos más importante del país puedan estudiar usando su lengua materna.
La introducción del khat dio pie a acusaciones de querer «islamizar» la escuela. La población de Malasia está compuesta por 32 millones de personas, de las cuales más del 60% profesa la religión islámica. En la vida social, los límites entre las comunidades étnico-religiosas se trazan firmemente y las políticas identitarias juegan un importante rol en el proceso de toma de decisiones.
Una de las voces más críticas frente a la introducción del khat en los programas escolares es la de los cristianos. Hace más de 10 años que las comunidades cristianas ocupan el centro de una delicada controversia en torno al uso de la palabra «Allah» para referirse a Dios. Los musulmanes radicales consideran que dicho término es de uso exclusivo del islam. El caso podría desencadenar una ola de violencia, con ataques selectivos contra iglesias y lugares de culto cristianos, y secuestros y profanación de libros sagrados.