(ACI Prensa) Mons. Rubén Darío Jaramillo, Obispo de Buenaventura, bendijo la ciudad donde se encuentra el puerto más importante del Pacífico colombiano y que ha sido muy golpeado por la violencia en los últimos años.
El sábado 13 de julio, desde las 10:00 a.m., el Obispo recorrió varias comunas a bordo de un camión de bomberos, acompañado de otros vehículos, para bendecir a los habitantes de Buenaventura.
Con una imagen de San Buenaventura, patrono de la diócesis, el Prelado realizó el «Recorrido de bendición solemne» desde el Centro recreacional de Comfamar hasta la Catedral local; a modo de estaciones de 15 minutos en los que se hacía una oración y el Obispo bendecía a los presentes con el agua.
«Vamos, con todo el deseo de nuestro corazón, a derramar agua bendita, agua del cielo. Donde antes se derramó sangre, queremos que se derrame el agua de lo alto, que traiga consuelo, que traiga la paz y que traiga la concordia entre todos», dijo Mons. Jaramillo durante el evento.
Oración pidiendo la bendición especial del Señor
«Bendice Señor nuestra ciudad de Buenaventura y que entre todos queremos construir, una ciudad, un puerto, una comunidad en paz y que la violencia cese y salga el odio, el rencor, la violencia y la muerte de Buenaventura, para que viva la paz, sembremos esperanza y unidos construyamos la Buenaventura que Colombia necesita y que todos nosotros queremos», resaltó el Obispo.
Sandra Romero, que participó en la bendición solemne, comentó que «con estas actividades pretendemos sembrar esperanza, los corazones que han sido desolados, que han perdido la esperanza».
«Sabemos que Cristo nos da una nueva vida y con este signo de la bendición a nuestra ciudad queremos que se acabe la violencia, que podamos vivir en paz», agregó.
Cincuenta y cuatro asesinatos en lo que va de año
La bendición se realizó en las comunas 1, 4, 5, 11 y 12 de Buenaventura, lugares golpeados por el narcotráfico, la extorsión, los robos, el ajuste de cuentas y el enfrentamiento de bandas rivales.
A mediados de junio, el Prelado dijo a la agencia vaticana Fides que «hemos tenido 54 muertes violentas en lo que va del año, pero hay muchas personas que desaparecen. Y esto no se informa. El problema es que todavía no existe una cultura de denuncia porque hay miedo, tenemos una sociedad que teme informar».