(Gaudium Press) El fomento de los discursos anticristianos y el extremismo en Burkina Faso desde 2012 fue la condición previa que permitió la escalada de la oleada de violencia que ha registrado varios ataques anticatólicos en el país, según expuso el Director de Divulgación de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, Edward Clancy. El apoyo a los grupos radicales en el país ha provenido de varios países árabes como Arabia Saudita, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.
«Desde 2012, ha habido un aumento en la retórica anticristiana. La ideología radical que incluye exigir que los cristianos se conviertan ha sido difundida por grupos como Ansarul Islam, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes y el Estado Islámico en el Gran Sahara», denunció Clancy, según reportó Crux. «Los Estados del Golfo también han contribuido a financiar el surgimiento de una forma radical del Islam en Burkina Faso y en otros lugares».
El peligro del avance del discurso anticristiano se comprobó en los recientes ataques. «La retórica se ha convertido en violencia contra los cristianos y ahora la violencia está aumentando en un intento de expulsar al cristianismo de África occidental y central», alertó el Director. Esta situación vulnera el estado de convivencia pacífica que se había registrado en el país durante varias generaciones. La presión se ejerce en particular en la región del norte del país, y los grupos terroristas señalan como objetivo a las autoridades para luego avanzar a atacar la infraestructura económica en la aplicación de un modelo ya implementado en otras regiones.
Los recientes ataques tienen un enfoque en el clero y los líderes laicos. «En cada caso, los terroristas atacaron a la iglesia en motocicletas y dispararon contra los edificios llevando a la gente afuera a buscar refugio. Luego reunieron a los clérigos y algunos de los fieles y los ejecutaron», recordó Clancy. «En cada caso fue lo mismo, 5 adoradores y un clero asesinados. También hubo el secuestro de un sacerdote, el padre Joel Yougbare, el 17 de marzo. No tenemos noticias sobre cómo está o dónde podría estar». El objetivo es sembrar el terror para intentar forzar a los creyentes a convertirse al Islam o huir de la región. «Algunas veces se acompaña de una demanda de jizya, un impuesto a los no musulmanes, para permitir que los cristianos compren la paz y la capacidad de vivir y permanecer en su fe», agregó. «Pero con o sin el jizya, el objetivo de estos extremistas es forzar a los cristianos a convertirse o irse».
Con información de Crux.