(Agencias/InfoCatólica) En el inicio de la 118° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), que termina el viernes 3 de mayo, el secretario del comité permanente de la CECh, monseñor Fernando Ramos, afirmó a los medios que «si un sacerdote viola el sigilo sacramental, recibe la grave pena de la excomunión. No hay legislación en el mundo que haya pasado a llevar este principio», expresó el obispo en referencia al proyecto de ley que incluye a los religiosos en la obligación de denunciar de abusos a menores aún violando el secreto de confesión.
Este proyecto de ley fue aprobado en primera instancia, por unanimidad, en la Cámara de Diputados. Ahora ingresó al Senado para su ratificación. Su contenido pretende colocar a los religiosos al mismo nivel de los uniformados (policías y Fuerzas Armadas), fiscales, funcionarios públicos, jefes de hospitales, clínicas y planteles educacionales indicados en el artículo 175 del Código de Procedimiento Penal, artículo que sería modificado si se aprueba este proyecto, agregándose a «las autoridades eclesiásticas de cualquier confesión religiosa, sea de derecho público o derecho privado, y, en general los obispos, pastores, ministros de culto, diáconos, sacerdotes, religiosas u otras personas que conforme a las reglas de cada denominación religiosa detenten algún grado de autoridad sobre una congregación o grupo de personas en razón de la práctica de alguna creencia; los directivos de asociaciones, fundaciones o agrupaciones de carácter cultural, juvenil, educativa, deportiva o de otra índole».
La Cámara de Diputados rechazó la indicación presentada desde la Iglesia que eximía la denuncia de los delitos que los religiosos conociesen en el contexto de una confesión.
El secreto de la confesión
Monseñor Ramos explicó que «la Iglesia apoya las iniciativas que ayuden a hacer justicia sobre abusos. En consecuencia, la obligatoriedad de denunciar parece razonable en todos los ámbitos donde hay presencia de menores de edad, incluidos los religiosos». En ese contexto recordó que la Conferencia Episcopal está preparando un acuerdo de colaboración con la Fiscalía Nacional para abordar en conjunto los casos de abusos cometidos por integrantes de la Iglesia.
Sin embargo, el prelado indicó que «el único asunto que presenta una seria dificultad es el tema particular del sigilo en la confesión, que para la Iglesia universal es un sacramento y, por siguiente, un acto de culto que está resguardado por la legislación chilena, específicamente por el Código Penal. Si un sacerdote viola el sigilo sacramental, recibe la grave pena de la excomunión. No hay legislación en el mundo que haya pasado a llevar este principio», dijo.
En marzo pasado, en su discurso a los participantes en el curso de la Penitenciaría Apostólica, el papa Francisco se refirió al secreto de confesión: «El sello sacramental es indispensable y ningún poder humano tiene jurisdicción, ni puede reclamar, sobre él», dijo. «Es indispensable para la santidad del sacramento y para la libertad de conciencia del penitente, que debe estar seguro, en cualquier momento, de que el coloquio sacramental permanecerá en el secreto del confesionario, entre su conciencia que se abre a la gracia y Dios, con la mediación necesaria del sacerdote», afirmó el pontífice en aquella oportunidad.
Varios obispos han reiterado que en la Iglesia hay consenso respecto de la necesidad de colaborar con la justicia y brindar adecuada protección a menores, sin embargo este sacramento, aseguran, es inviolable. Ahora está en manos del Senado esta decisión.