(Asia News) El cementerio se encuentra en una zona densamente poblada, a pocos metros de distancia del ateneo católico (jesuita) Sanata Dharma y de la Yogyakarta State University. Hari Yuniarto, guardián del camposanto, asegura que en los últimos 10 años en los que se ha estado ocupando de las tumbas, jamás habían sucedido actos vandálicos de este tipo.
La policía asegura que se han iniciado investigaciones sobre el caso. El móvil aún se desconoce, pero lo cierto es que el episodio se suma a una larga lista de casos de intolerancia que en los últimos años han sucedido en Yogyakarta, capital de la homónima Región especial. El territorio está gobernado por un monarca, más precisamente, un sultán.
El último caso data de la semana pasada y se refiere al pintor católico Slamet Jumiarto. el hombre se había mudado con su esposa y sus hijos a Keret, un sub-distrito de Pleret. Al día siguiente de su arribo, el jefe del pueblo y la comunidad local comunicaron a los recién llegados que tendrían que irse, porque sólo los musulmanes podían comprar o alquilar casas o terrenos.
En diciembre de 2018, los habitantes de Purbayan quitaron el brazo superior de la cruz colocado en la tumba de Albertus Slamet Sugihardi, tras haber comunicado a la viuda, María Sutris Winarni, que el cementerio era «para uso exclusivo de los musulmanes». Para evitar tensiones con la comunidad islámica, la familia católica tuvo que decidir realizar el funeral en forma privada.
Algunas semanas después, también hubo actos vandálicos contra tumbas cristianas en Java Central, a unos 30 Km al norte de Yogyakarta. Además, los episodios continuaron en otros cementerios de Megalang: primero en el cementerio público de Giriloyo y luego en los camposantos de Kiringan y Malangan. La población local hace saber que el responsable es un hombre que tiene trastornos mentales. En Indonesia, cuando la acción vandálica es cometida por una persona que padece estas patologías, los procedimientos legales son anulados por la policía.