(Abc) En Nimes (departamento del Gard), cerca de la frontera con España, la iglesia Notre-Dame des Enfants (Nuestra Señora de los Niños), ha sido profanada de manera particularmente odiosa: unos desconocidos pintaron una cruz con excrementos humanos, saquearon el altar mayor y el sagrario y robaron las hostias, que fueron descubiertas más tarde entre montones de basura.
Así mismo la iglesia de Notre-Dame en Dijon (departamento Côte-d’Or), en el este del país, sufrió el saqueo del altar mayor y las hostias fueron extraídas también del tabernáculo, esparcidas por el suelo y pisoteadas.
En Lavaur, en el departamento meridional del Tarn, la iglesia del pueblo fue asaltada por unos jóvenes en aparente estado de embriaguez. El brazo de una representación de Cristo crucificado fue «torcido» para hacer creer que hacía un gesto obsceno.
En la periferia de París, en el departamento de Yvelines, varias iglesias han sufrido degradaciones de diversa importancia, en Maisons-Laffitte, en Houilles.
Sin tener un origen religioso o cultural particular, las profanaciones de la última semana tienen un carácter anticristiano evidente. Ebrios de un odio feroz, los vándalos desean dar a sus actos una clara dimensión antirreligiosa. Durante los últimos meses, bandas antisemitas han profanado cementerios judíos, «firmando» sus acciones con cruces gamadas. En el caso de la profanación de las iglesias católicas, el vandalismo no está «firmado»: habla por sí solo: burlas atroces de la figura de Cristo en la cruz y profanación de altares mayores.
La jerarquía religiosa prefiere guardar púdico silencio. La Conferencia episcopal y varias personalidades se han limitado a subrayar esa amenaza anticristiana, esperando que la autoridad política y policial haga su trabajo. En ese marco, quizá tenga particular importancia el incendio de la iglesia de Saint-Sulpice, no lejos de la de Saint-Germain-des-Prés, dos emblemáticos monumentos nacionales.
La Policía está convencida del carácter criminal de esta acción, el pasado domingo, poco después de la misa de doce, con el templo ya vacío. Un sacerdote de la parroquia vio en días pasados a un individuo que prendía fuego a maderas en las inmediaciones, pero no dio importancia al incidente sin aparente trascedencia. La Policía busca al posible sospechoso.