(InfoCatólica) La Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) ha dimitido del estado clerical al arzobispo emérito de Washington, tras probarse que ha abusado de menores y seminaristas, tal y como ha informado la Oficina de prensa de la Santa Sede.
La sentencia fue emitida por la CDF el 13 de febrero, se la comunicó al excardenal ayer y se hizo pública hoy 16 de febrero.
En ella, declara «culpable» a McCarrick de vulnerar el sexto mandamiento con menores y adultos y de vulnerar el sacramento de la confesión con el «agravante de abuso de poder», por lo que se le impone la pena de «dimisión del estado clerical».
Sentencia inapelable
«El Santo Padre ha reconocido el carácter definitivo de esta decisión adoptada de acuerdo con la ley», reza el comunicado, que reafirma que la sentencia no admite recurso alguno.
La sentencia se adopta pocos días antes de que tenga lugar en el Vaticano, del 21 al 24 de febrero, la reunión de los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para luchar contra los abusos en el seno de la Iglesia.
El comunicado dice que:
El 11 de enero de 2019, el Congresso de la Congregación para la Doctrina de la Fe emanó el decreto final del proceso penal contra Theodore Edgar McCarrick, arzobispo emérito de Washington, DC, por el cual el acusado fue declarado culpable de los siguientes delitos perpetrados como clérigo: insinuaciones en confesión y violaciones del sexto mandamiento del Decálogo con menores y adultos, con la circunstancia agravante del abuso de poder, por lo que se le impuso la pena de dimisión del estado clerical.
El 13 de febrero de 2019, la sesión ordinaria (Feria IV) de la Congregación para la Doctrina de la Fe examinó los argumentos presentados en el recurso por el apelante y decidió confirmar el decreto del Congresso.
Esta decisión fue comunicada a Theodore McCarrick el 15 de febrero de 2019. El Santo Padre ha reconocido la naturaleza definitiva de esta decisión, según norma de ley, lo cual hace del caso res iudicata, es decir, no sujeta a posterior recurso.
La dimisión del estado clerical de un antiguo miembro del Colegio cardenalicio, del que fue expulsado en julio por el Papa por abusos a un adolescente, es una medida sin precedentes en la historia moderna de la Iglesia.
El último proceso contra McCarrick
Las denuncias contra McCarrick se remontan al año 2004, cuando el Cardenal Donald Wuerl, Arzobispo Emérito de Washington D.C., recibió una queja del exsacerdote de la Diócesis de Metuchen Robert Ciolek por «conducta inapropiada» de McCarrick, quien fue obispo de dicha Diócesis desde 1981 hasta 1986.
En esa queja se informaba sobre otros incidentes de abuso sexual, como uno relacionado con un sacerdote de Pittsburgh. En aquel tiempo Wuerl era Obispo de Pittsburgh.
El 20 de junio de 2018, la Arquidiócesis de Nueva York anunció que había considerado creíble una acusación de abuso sexual de un menor contra McCarrick, quien se ejerció su ministerio sacerdotal en Nueva York en la década de 1970 y que el Papa le había suspendido del ejercicio público de su ministerio.
Los informes de los medios posteriormente revelaron denuncias de que McCarrick había abusado sexualmente en serie, de al menos dos muchachos adolescentes, y que había participado en conducta sexual coercitiva con sacerdotes y seminaristas durante décadas.
El Cardenal Wuerl escribió en una carta del 21 de junio dirigida a su diócesis que estaba «conmocionado y entristecido» por las denuncias contra McCarrick, su predecesor como Arzobispo de Washington.
En la misma carta, el Purpurado afirmó que «no se hizo ningún reclamo, creíble o de otro tipo, contra el Cardenal McCarrick durante su tiempo en Washington». Sin embargo este enero la diócesis de Pittsburgh confirmó que el cardenal Wuerl conocía las denuncias contra McCarrick desde 2005
El 28 de julio se hizo público que el Papa había aceptado la renuncia de McCarrick como cardenal y le impuso una vida retirada y dedicada a la oración y penitencia. Después de que se publicasen numerosas informaciones y denuncias sobre los delitos cometidos por McCarrick en las diócesis de Nueva York, Metuchen y Newark y su presunto encubrimiento durante décadas en altas instancias eclesiásticas tanto de Estados Unidos como del Vaticano, el 7 de octubre el Papa ordeno que la investigación ya emprendida se completase con «un estudio más a fondo de toda la documentación presente en los archivos de los dicasterios y oficinas de la Santa Sede».