(Diócesis de Alcalá de Henares/InfoCatólica) Desde 2013, y por séptimo año consecutivo, la diócesis de Alcalá de Henares, a iniciativa de su Obispo Mons. Juan Antonio Reig Pla, celebrará la fiesta de San Valentín con una vigilia de oración por los novios, los prometidos y los matrimonios. También se orará, en particular, por los matrimonios con dificultades, separados o divorciados; también están invitados los solteros, viudos o consagrados. En la celebración se pedirá, asimismo, por toda vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural.
Así mismo ha publicado una carta dirigida a los novios en el día de San Valentín. El obispo recuerda que San Valentín, obispo mártir en el siglo II, fue, según la tradición, «el primer religioso que celebró la unión entre un legionario pagano y una joven cristiana».
Después ha pedido distinguir el amor verdadero de las distorsiones del consumismo.
«Hoy cuando se utiliza la figura de San Valentín como referencia al día de los enamorados, conviene, queridos novios, distinguir bien qué es el amor para que no sea distorsionado por el reclamo del consumismo. Amar no es sólo ni fundamentalmente un «sentimiento», como se afirma con frecuencia en la cultura ‘emotivista’ en la que vivimos. «Amar es desear el bien a alguien» es, por tanto, «un acto de voluntad que consiste en preferir de manera constante, por encima del propio el bien, el bien de los demás», ha añadido, citando un mensaje de San Juan Pablo II a los jóvenes en 2004.
Citando recurrentemente la encíclica Deus Caritas Est de Benedicto XVI recuerda que es toda la persona la que ama »Ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. Ciertamente, el eros quiere remontarnos «en éxtasis» hacia lo divino, llevarnos más allá de nosotros mismos, pero precisamente por eso necesita seguir un camino de ascesis, renuncia, purificación y recuperación.»
Reig Pla ha recuerda a los enamorados que «el noviazgo es un tiempo de discernimiento que debéis vivir con la gracia de Dios y guiados por la virtud de la castidad; de otro modo perderéis objetividad y libertad respecto a vuestro novio o novia y lo más importante: ofenderéis a Dios y al bello proyecto que tiene sobre vosotros. Por ello es necesario acudir a los sacramentos, escuchar la Palabra de Dios y dejarse ayudar por la comunidad cristiana: padres, pastores y catequistas».