(Vatican News) En el marco de la Asamblea Plenaria de Obispos, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de la Comisión de Animación y Pastoral Misionera, en unión con las Obras Misionales Pontificias y el Consejo Nacional de Misiones; ha hecho un llamamiento «pidiendo la pronta liberación de la hermana colombiana Gloria Cecilia Narváez Argoty, religiosa Franciscana de María Inmaculada».
Así lo expresó monseñor Francisco Javier Múnera Correa, obispo del Vicariato de San Vicente del Caguán y presidente de dicha Comisión, quien recordó que el 7 de febrero se cumplen 2 años del secuestro de la religiosa, que se encuentra en manos de un grupo terrorista.
Dos años de sufrimiento tras el secuestro
«Son 2 años de sufrimiento para ella, su familia y su Congregación. Queremos recordarle a toda la Iglesia que camina en Colombia el deber solidario de nuestra oración, de nuestro recuerdo permanente para pedir la gracia al Señor por intercesión de la Virgen María y San José y obtener prontamente su liberación», afirmó el mitrado.
La religiosa de 56 años fue secuestrada en Karangasso, en el suroeste de Mali, en las zonas fronterizas con Costa de Marfil y Burkina Faso; donde se encontraba realizando su labor humanitaria y de evangelización.
Una misionera «madre de los más indefensos»
Asimismo, Mons. Munera indicó que el Papa Francisco durante su visita a Colombia en septiembre de 2017, invitó al pueblo a implorar la intercesión de San José, «para que sea él quien toque los corazones de sus captores y la devuelvan prontamente al seno de su familia y de su Congregación».
En este contexto de profunda tristeza e incertidumbre ante el paradero desconocido de la Hermana Gloria, oriunda del Departamento de Nariño; la Iglesia colombiana destaca el carisma especial que caracteriza a la misionera:
«Siempre ha trabajado por los más pobres; ha sido una gran defensora de la vida, brindando un especial cuidado a los niños abandonados y poco valorados. En favor de la niñez promovió un orfanato, donde procuró siempre proporcionar a los pequeños una buena calidad de vida, ayudándolos en sus necesidades básicas, dándoles amor y ternura como una verdadera madre».