(InfoCatólica) Nayib Bukele, el ganador de las elecciones presidenciales de El Salvador celebradas este domingo, logró acabar con la alternancia en el poder de los dos partidos que gobernaron el país en los últimos 30 años.
Con más del 53% de los votos obtenidos, solo necesitó una primera vuelta para vencer a los candidatos de la coalición conservadora ARENA y del izquierdista FMLN, al que también pertenece el presidente saliente Salvador Sánchez Cerén.
Ambos partidos son los que han marcado la política salvadoreña desde el fin de la guerra civil (1980-1992) en una sociedad claramente polarizada entre la tradicional «izquierda y derecha».
Aunque las encuestas auguraban una cómoda victoria, el hartazgo del electorado ante los últimos escándalos vinculados al cobro de sobresueldos y al hecho de que los tres últimos presidentes estén procesados, ha terminado de movilizar masivamente a los simpatizantes de Bukele.
Bukele, que fue alcalde de San Salvador con el FMLN, ganó sin embargo estos comicios bajo las siglas del derechista GANA, una escisión de ARENA salpicada por conocidos casos de corrupción.
Difícil por tanto de encasillar políticamente, su paso por partidos de tendencia completamente opuesta arroja grandes incógnitas sobre algunas líneas básicas de lo que será su gobierno que, además, deberá lidiar con una Asamblea Legislativa dominada por la oposición.
¿Quién es Bukele?
El analista político Diego Hernández calificó a Bukele como «un socialista de iPhone»
Es un exitoso empresario de 37 años, su ramo es la publicidad. Estudió Ciencias Jurídicas con los jesuitas, en la UCA, pero no concluyó su licenciatura. Casado con Gabriela Rodríguez con quien espera su primer hijo. La buena noticia del embarazo fue divulgada el 22 de enero en las redes sociales, mostrando una ultrasonografía.
Bukele viene de una familia de cristianos libaneses, fue criado por una madre católica y un padre convertido al islamismo, fundador de la primera mezquita de El Salvador.
Fue alcalde de Nuevo Cuscatlán, en 2012, y luego, de la capital del país, San Salvador, en 2015. En ambos casos como candidato del FMLN, partido del que fue expulsado en octubre de 2017 por enfrentamientos de grupos internos.
Se define como un «hombre de izquierda», «progresista, pero no marxista». Siempre bien arreglado, con trajes bien cortados y casuales, con un iPhone siempre a la mano, es un hábil usuario tecnología y ‘surfista’ de las redes sociales.
Su discurso mezcla las ideas socialistas y liberales, defiende, por ejemplo, una mayor intervención estatal en la vida del ciudadano, en tanto advierte que el crecimiento económico no puede ser dirigido por el gobierno, sino que es obra, en primer lugar, de la iniciativa privada.
Después de su expulsión del FMLN fundó un partido propio: Nuevas Ideas, con el que no pudo competir en esta elección. Así, después de un fugaz paso por la izquierdista Cambio Democrático terminó, en una inesperada alianza, como candidato de GANA.
Este partido «derechista», que surgió como un cisma en ARENA, tiene por principios declarados: la familia, base fundamental del pueblo; la libertad religiosa, el respeto a la vida, y la igualdad de oportunidades.
Sin embargo, sus parlamentarios han apoyado en la Asamblea Legislativa buena parte de las pautas de la izquierda.
No todos están seguros de que sea lo que dice ser. No esta claro hasta donde ha roto lazos con algunos de los caciques del FMLN. Algunos lo ven como el «salvavidas» que la izquierda requería ahora ante el inminente hundimiento de los comunistas.
Siempre que es cuestionado sobre el aborto responde que es contrario a la práctica, pero defiende la «flexibilización» de la ley para permitirlo «solamente en caso de riesgo a vida de la madre».
Cuando militaba en el FMLN no se opuso a las diversas tentativas del partido de despenalizar por causales el aborto en el país, pero ha sido muy cuidadoso con lo que dice para no ser imputado como abortista.
Dice también ser contrario al «matrimonio homosexual». En un debate en la UCA advirtió: «no pretendemos cambiar la ley en cuanto al matrimonio […] el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, eso no quita la vida que cada quién quiere llevar».
Y subrayó: «pero creemos que no puede haber discriminación» por lo que actitudes contra la homosexualidad deben ser «castigadas penalmente».
La negativa de Bukele de apoyar el «matrimonio igualitario» durante la campaña electoral contrasta con sus actitudes como alcalde, cuando se reunía con el lobby LGBT asegurándoles apoyo a sus reivindicaciones y advirtiendo que - en el momento indicado - se colocaría «del lado correcto de la historia».
No quiso definirse en campaña para no perder el voto de la mayoría para quien vida y familia son temas sensibles.